UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 216

—La última vez que estuve en el hielo casi pierdo a mauro —murmuró—. No he vuelto a patinar desde entonces.

—¿Tienes miedo? —preguntó él tomando su mano.

—No, pero me siento... me siento un poco inestable —confesó ella—. ¿Me acompañas?

Loan le dio la mano sin dudarlo y patinaron alrededor del rink varias veces. Danna podía sentir la confianza creciendo de nuevo en ella y sobre todo recordaba lo mucho que había extrañado patinar.

La noche pasó rápido y pronto Danna escuchó un ruido que la hizo volver la cabeza.

—¿Alguien tiene hambre? —preguntó risueña.

—O me llevas a cenar o te como a ti. Tú decides —contestó él y ella le hizo un gesto sugerente.

—¿Y qué tal si hacemos los dos?

Algunos minutos después salían del rink para dirigirse a uno de los restaurantes más románticos de la ciudad.

—Honestamente me dejaste tan impresionado como la primera vez que te vi patinar —le dijo Loan acercándole una copa de vino.

—Pues lo que bien se aprende nunca se olvida —respondió Danna.

—¿Y por qué no lo haces de nuevo? —le preguntó y ella lo miró aturdida.

—¿Hacer qué? ¿Patinar?

—Sí, puedes volver a los rinks.

Danna se abrazó el cuerpo y negó.

—No lo creo, Loan. Digo... ya tuve a Mauro, estoy muy fuera de forma... ya no estoy en edad...

—¡Claro que lo estás! Solo te perdiste un año y medio, y con la voluntad que tienes y un buen entrenador estoy seguro de que podrías volver a competir. ¿Eso no te gustaría?

Danna pasó saliva porque sí, subirse de nuevo en aquellos patines le había devuelto la adrenalina que había perdido por mucho tiempo.

—Pero te gusta.

Danna respiró profundo y finalmente tomó una decisión.

—Está bien. Lo voy a hacer. Si me ayudas lo voy a hacer.

Loan pidió una botella de la mejor champaña para celebrarlo y Danna se permitió relajarse esa noche porque en las que seguirían probablemente ya no podría.

Por fin llegó la hora de volver. Loan acompañó a Danna a pasar por el bebé y luego los llevó a casa. La besó en la mejilla antes de marcharse, pero no se movió. No pudo hacerlo porque ella se paró en las puntas de los pies y rozó sus labios despacio, con un beso que se fue volviendo profundo y posesivo porque no podía ser de otra forma.

Danna se fue a la cama esa noche con una sonrisa en la cara. Había pasado una velada estupenda y estaba deseando que llegara el día siguiente. Loan había sido tan amable y gentil, y podía sentir que realmente se preocupaba por ella.

Ahora solo quedaba comenzar otra vez, y Danna sabía que volver a patinar sería uno de los desafíos profesionales más grandes de su vida. Sin embargo no imaginaba hasta dónde eso volvería ponerla en la mira del mundo... y de gente que no la quería.