UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 219

Danna y Loan se miraron ante aquella sugerencia.

El patinaje en pareja no era simple, pero según el entrenador Roux, si dos personas se apoyaban mutuamente todo se volvía más fácil.

Por más que aquel no fuera el momento para pedir permiso, era obvio que ella no sabía qué hacer y que le estaba pidiendo su opinión.

—Escucha, si no estás segura de hacer esto, te prometo que yo mismo te haré tragar medio kilo de carne diario hasta que te compongas —aseguró él tomando su mano—. Pero si quieres intentarlo entonces vamos a tratar de conseguirte el mejor patinador ¿Entiendes? Te apoyo en lo que quieras hacer... aunque tenga que encargarte una tanga antibalas.

Danna no pudo evitar reír y en pocos minutos le comunicó a su entrenador que estaba dispuesto a intentarlo.

"Trágame tierra", pensó Loan, pero después de todo no sería el primer hombre cuya novia hacía patinaje artístico en pareja. Así que no quedaba más que acostumbrarse y aguantarse los celos para sacárselos con org... ¡ejem, ejem...!

—Bien, en ese caso comenzaré a buscar, procuraré que no perdamos tiempo en lo que encontramos al patinador adecuado —aseguró Roux.

Los dos asintieron y poco después Loan llevó a Danna a casa.

—¿Estás bien? —preguntó ella porque estaba muy callado, y él asintió sin mirarla, con la vista fija en la carretera.

—Sí, nena, estoy bien, te lo aseguro.

Llegaron a la casa y él le abrió la puerta con caballerosidad. En un rato Las gemelas traerían a Mauro.

Danna entendió que había algo andando, así que cerró tras él la puerta de la casa y le preguntó directamente:

—¿Te vas a poner celoso porque tenga un patinador de pareja?

Loan la miró con ternura y suspiró antes de responder:

—Sí, probablemente eso pase.

—¿Tengo que preocuparme por eso? —preguntó Danna y él sonrió.

—Más bien sería preocupante que no lo estuviera —murmuró—. Me gustas, pelirroja, te quiero y obviamente no me gusta la idea de que alguien más te ande toqueteando... pero entiendo que es algo puramente profesional y te apoyo. Si no me pusiera celoso significaría que no me importas para nada.

Danna se acercó a él despacio y cruzó los brazos alrededor de su cuello.

—Danna, un placer volver a verte —respondió él.

Habían tenido contacto durante los campeonatos pero nada más amigable que eso.

—¿Qué haces aquí? ¿Tú...? —Danna lo miró confundida—. Ted era uno de los mejores en patinaje artístico de parejas de toda Europa, ¿qué hacía allí esperando por ella?

Él pareció leer la curiosidad en su expresión y se encogió de hombros.

—Tuve un accidente de auto hace medio año y me rompí algunos huesos importantes —explicó—. Ha sido... un poco difícil encontrar pareja después de eso.

Danna miró al entrenador, que asentía con la cabeza en señal de aprobación, y rápidamente asintió.

—Bueno, pues ya somos el club de los olvidados —murmuró Danna.

—¿Entonces qué tal si entran al hielo y vuelven a hacer que todos los recuerden? —los animó Loan pegándose a su espalda y dándole un beso en la mejilla a modo de territorio marcado con profunda sutileza.

Danna y Ted se quitan los abrigos y caminaron hacia el centro de la pista. Danna se sentía un poco torpe para sincronizarse porque jamás había trabajado en pareja, pero Ted le dedicaba una sonrisa tranquilizadora cada vez que daban sus giros básicos. Al principio no era nada fácil, pero sus pasos se iban volviendo más seguros a medida que practicaban más.