UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 220

Resumo de Capítulo 0220: UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Resumo de Capítulo 0220 – Capítulo essencial de UN BEBÉ PARA NAVIDAD por Day Torres

O capítulo Capítulo 0220 é um dos momentos mais intensos da obra UN BEBÉ PARA NAVIDAD, escrita por Day Torres. Com elementos marcantes do gênero Romántica, esta parte da história revela conflitos profundos, revelações impactantes e mudanças decisivas nos personagens. Uma leitura imperdível para quem acompanha a trama.

Danna respiraba el aire frío y sentía cómo la adrenalina recorría su cuerpo.

El entrenador sonreía al verlos moverse juntos y les hizo un gesto de aprobación en cuanto pasaron junto a él.

Loan estaba con el corazón asustado, en aquel momento, increíblemente, no tenía espacio para los celos, solo quería que ella estuviera bien, que no se cayera en ningún salto, que tuviera la confianza para dejarse guiar y que al tipo por favor le respondieran bien todos sus huesos rotos y no la dejara caer o la lastimara.

—¡Buenas noticias! —exclamó Ted apenas se acercaron de nuevo—. Esta niña es una pluma, hay que practicar mucho, pero yo creo que podemos hacerlo. ¿Qué dices? —le preguntó directamente a Danna pero por la sonrisa en su rostro Loan se dio cuenta de que por primera vez desde que había vuelto al hielo se sentía confiada.

—Yo digo que empecemos a trabajar cuanto antes —accedió ella.

—En ese caso, ven, vamos a pedir un arnés de tu tamaño porque tenemos que empezar con los saltos de lanzamiento —declaró Roux llevándosela al otro lado del rink.

Ted se giró hacia Loan y le tendió la mano.

—Ahora sí, ya que es oficial, yo soy Ted —se presentó con una sonrisa luminosa.

—Loan Keller, mucho gusto.

—¿El esposo? —preguntó Ted.

—El aspirante —replicó Loan—. Por el momento solo soy el padre de su hijo.

—¡Uff, qué poca cosa! —se burló el patinador palmeando su hombro—. Bien, en ese caso y para que no haya malos entendidos, mejor dejamos esto claro desde ahora: le voy a tocar las nalgas.

Loan perdió la sonrisa cortés en un segundo.

—¿Disculpa?

—Y le voy a arrimar a mi amigo —agregó Ted señalando su entrepierna—. Pero es solo porque no se puede evitar en la rutina y esto es todo absolutamente profesional. No quiero que haya malentendidos.

Loan se llevó dos dedos al puente de la nariz y trató de respirar profundo.

—Estás feliz —le dijo en cuanto le abrió la puerta del auto y ella bajó.

—Estoy feliz por tantas cosas que ni puedo contarlas —respondió ella tirando de su mano hacia la casa.

La niñera se fue unos minutos después y Loan le dio un beso en la cabecita a su bebé, que dormía tranquilamente en su cunita.

—¿Está a gusto? —preguntó Danna quitándose los tacones y apoyándose en la encimera de la cocina.

—Dormido como un angelito —respondió Loan acercándose y juraba que casi podía sentir el calor que salía del cuerpo de Danna.

Se pegó despacio a su piel y la escuchó ronronear mientras recorría su mejilla con la punta de la nariz, pero cuando vio sobre su hombro se mordió el labio con una sonrisa. Sobre la encimera había una botella de jarabe de chocolate.

—Pelirroja... ¿esa es una invitación?

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