UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 221

Danna asintió con la cabeza y le guiñó un ojo con coquetería.

—Por supuesto que lo es. Me dijiste que íbamos a volver a usarlo apropiadamente. ¿No es así?

Ella lo miraba fijamente a los ojos con una necesidad intensa que hizo que Loan se deshiciera por dentro. Tan pronto como sus labios se encontraron fue como si el tiempo se hubiera detenido, Danna sabía lo mucho que estaba pasando entre ellos en ese momento, y quería que todo saliera a flote.

—Loan... estoy tratando de decirte que quiero que seas sincero —dijo ella—. No quiero ninguna mentira ni nada por el estilo, ni siquiera una blanca. Quiero que me digas como te sientes, sin rodeos. Necesito saber si estás bien con esto.

Loan gruñó sobre sus labios y devoró su boca con un beso apasionado y urgente antes de separarse para sisear sobre su ella:

—Estoy celoso, celoso en categoría de cortar cabezas —declaró él mientras sus dedos se enredaban en el cabello de su nuca y la atraía hacia sí con un gesto posesivo—. Me muero solo de pensar que otro hombre te va a tocar, no me importa lo profesional que sea y me da igual si su mujer no lo castra... ¡lo quiero castrar yo! ¿Entendido?

Los labios de Danna se curvaban en una sonrisa y asentía poque los ojos de Loan brillaban con demasiada ternura a pesar de todo.

—Entendido, señor Keller.

—Bien, habiendo dejado eso claro, me conformaré con confiar en ti... y orinarte una pierna de cuando en cuando —terminó él.

El pecho de Danna se ensanchó en una larga respiración que la pegó al pecho de Loan y lo escuchó ronronear de gusto.

—¿Y si empieza ahora? —preguntó apretándose contra él.

Loan se mordió el labio y negó.

—Quedamos en que te iba a cortejar, pelirroja, ¿cómo me pones en estos aprietos? —gruñó intentando no dejarse llevar por el deseo desesperado que sentía por ella.

—Bueno... —Danna se dio la vuelta restregándole su trasero sin ningún pudor—. Creí que a lo mejor querías medirme... ya sabes... ¿para la tanga antibalas?

Loan cerró los ojos con un puchero.

Pero no estaba dispuesta a ser la única dominada. Envolvió las piernas a su alrededor y le dio la vuelta, sentándose sobre él con un gesto demandante.

Loan cerró los ojos cuando la sintió llenarlo de chocolate antes de me meterse aquella improvisada paleta en la boca.

— Danna, me estás matando —dijo entre risas y pucheros.

Ella sonrió y subió los ojos para contemplarlo con una mirada picara que le recordó a un diablillo.

—¿Está bueno? —preguntó antes de bajar la cabeza hasta volver a sentirla dentro hasta su garganta.

—¡Dios! ¡Ya mátame de una vez!

Parecía haber sido hecho solo para ella, porque nunca se había sentido tan caliente en toda su vida. Danna se tragaba su miembro con una avidez insaciable, deslizando sus labios por él y rodeándolo con la lengua de una manera que hacía temblar su cuerpo. Lo sentía estremecerse bajo sus caricias, gemir más fuerte cada vez que ella aumentaba el ritmo.