UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 225

El rostro de Loan se ensombreció en un segundo y miró a Danna con la incredulidad retratada en los ojos.

—Danna ¿Qué es esto? —siseó con mientras sus dedos se cerraban con ferocidad sobre la tela del suéter.

Danna se miró el brazo y lo cubrió de inmediato.

—Es de lo que quería hablarte, pero quiero hacerlo porque ya sé que te vas a desquiciar y este no es el sitio para hacerlo —respondió con seriedad.

Loan frunció el ceño.

—Lo bueno es que ya sabes que me voy a desquiciar —replicó entre dientes, aunque sabía que teniendo a su hijo en brazos iba a hacerlo mucho menos de lo que quería.

Ya había conocido a Danna lo suficiente para saber que era buena en la evasión de preguntas, la diferencia era que ahora estaba seguro de que ella le diría la verdad fuera cual fuera.

—Vamos a casa entonces —dijo, tratando de mantener su voz lo más suave posible.

Cuando llegaron al estacionamiento, él le abrió la puerta del lado del pasajero y puso su mano sobre la cintura de Danna para ayudarla a entrar. Juntos acomodaron al bebé y luego él se subió al asiento del conductor y arrancó el auto.

—¿No pasaremos por tu departamento a buscar tu ropa? —preguntó Danna viendo que tomaban el camino de la casa.

—No, está bien —contestó él—. Desde la última noche que pasé en toalla en tu casa, siempre tengo una maleta lista en la cajuela del auto.

Danna sonrió. Era todo un niño explorador, y aunque estaba visiblemente molesto, tomó su mano por encima de la caja de cambios y la acarició con un gesto reconfortante.

Apenas llegaron a casa le dieron de comer a Mauro y lo pusieron a jugar en su corralito.

Loan se acercó a ella despacio y le bajó el suéter a la altura del moretón. Puso su mano derecha sobre él y contó exactamente los cuatro dedos con su pulgar. Alguien la había agarrado tan fuerte que le había dejado la mano marcada.

—¿Quién te hizo esto, Danna? —preguntó intentando controlarse—. Cuéntame cómo pasó.

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