UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 224

—Porque se le nota, tiene cara de vicioso y depredador, lo sé —murmuró Danna—, pero con nosotras jamás se propasó en los entrenamientos, es más, apenas si nos tocaba.

—Pues quizás a ti no porque es obvio que no eres de las dóciles, pero al resto de chicas que entrenó, no lo dudaría —sentenció Ted.

Danna se quedó pensativa por un momento. Recordaba lo mal que se había puesto al saber que ella estaba embarazada. Era normal que como entrenador se molestara, pero... quizás se había molestado más de lo que realmente ameritaba su posición como coach.

—Lo bueno es que este edificio es seguro y tanto Roux como yo siempre vamos a estar contigo —dijo Ted con voz firme—. Pero deberías hablar con Loan, es mejor que esté enterado, porque si ese tipo va a dar problemas, no sería bueno que agarre a Loan desprevenido.

Danna asintió y se metió al hielo para las vueltas de calentamiento. Se sentía a gusto con Ted, confiaba en él para respaldarla en la pista y él estaba tan empeñado como ella en volver a los tres primeros puestos de los campeonatos de patinaje.

La mañana se fue en prácticas básicas y luego comenzaron con los saltos en pareja. Muchos eran complicados, pero Roux sabía cómo ir poco a poco para que fueran acoplándose sin riesgo de que ninguno de los dos se lastimara.

Ni siquiera se dieron cuenta de la hora hasta que uno de los chicos de Ted entró corriendo en el rink y se acercó a Roux con una sonrisa.

—¡Muy bien! Sería todo por hoy —declaró el entrenador satisfecho—. Mañana vamos a trabajar con el arnés para esos saltos. Descansen bien porque tendremos un día duro.

Danna y Ted se despidieron de él y luego su compañero señaló a su auto.

—¿Loan no va a pasar por ti?

—Tiene muchas reuniones, me dijo que podía mandar por mi cuando terminara, pero prefiero irme en taxi —respondió Danna.

—De eso nada, acabo de ganarme un nuevo mejor amigo y no lo voy a perder solo porque tú te descuides. Vamos, Lissa y yo te llevamos a su oficina.

—No hace falta...

—¿Quieres que te acuse con Lissa? —la amenazó Ted y eso al parecer funcionó porque cinco minutos después su compañero estaba en el asiento trasero jugando con sus hijos, mientras Lissa y Danna conversaban en los asientos delanteros.

La dejaron en el edificio de oficinas de Loan y no se movieron hasta que la vieron entrar y saludar al guardia de turno.

Danna subió en el ascensor hasta el piso de Loan y su secretaria enseguida la hizo pasar a la oficina.

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