UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 237

Jhon fue el primero en sacar su celular y Loan lo detuvo.

—¿Qué crees que haces? —preguntó espantado—. Dice que no llamemos a la policía...

—¡Todos dicen lo mismo, Loan! —gruñó Jhon en respuesta—. Pero lo último que debes hacer es obedecer ese tipo de órdenes. Si no quieres a los locales está bien, yo tengo mi propia gente, pero no puedes quedarte de brazos cruzados.

Loan sintió como si la tierra se estuviera abriendo a sus pies. El corazón le martilleaba en los oídos. Se habían llevado a Danna, habían secuestrado a Danna. Su primer pensamiento fue para Sibar y dónde carajos estaba, pero luego recordó que le había dado el día libro porque el guardaespaldas no había descansado en más de una semana y se suponía que él estaría con ella para cuidarla.

—Está bien —murmuró y dejó a Loan seguir con su llamada, pero se giró hacia su hermana Noémi y la llevó aparte—. Necesitamos cinco millones con urgencia. Para lo que sea que haya que hacer, hay que tenerlos disponibles.

—Yo me ocupo, dame una hora —le aseguró Noémi y enseguida salió de allí con dirección a uno de los bancos de la familia.

Para ella no era difícil acceder a las cuentas y convertirlas en dinero efectivo, aunque tuviera que armar el total en diferentes sucursales.

Una hora después un mini equipo de Jhon se instalaba en el salón de la casa de Danna, mientras Luana y Nikola se quedaban en el departamento de Loan con el bebé y varios policías como protección.

El resto de la familia se fue con Loan para tratar de ayudar, y la madre de Danna se negó a ir en la ambulancia al hospital.

—Tiene una herida fea en la cabeza, señora Frasier —la reconvino Loan. Tenía el corazón destrozado pero estaba en su naturaleza preocuparse por todo el mundo—. Debería ir al hospital.

—No... de ninguna manera... Yo quiero ayudar a encontrar a mi hija... —se negó Ailsa, sentándose penosamente en una de las butacas del salón.

—Señora Frasier —se le acercó Jhon—. ¿Me puede decir qué es lo que recuerda antes de quedar inconsciente, por favor?

Ailsa se llevó las manos a la cabeza y asintió.

—Fui a la iglesia porque quería ver a mi nietecito... aunque fuera de lejos —murmuró—. Cuando la ceremonia acabó yo... Danna me vio, vino hacia mí y yo no quería que me regañara... porque yo sabía que ella no quería que yo estuviera ahí.

—Quisiera creer eso, Loan, pero este es el peor tipo de depredador, las obsesiones son muy complicadas, nunca puedes saber a ciencia cierta qué esperar de un sujeto así, pero por los casos en los que he trabajado, no creo que Emil Landou tenga intención de regresar a Danna, con o sin dinero —sentenció Jhon.

Loan se sintió desesperado al escuchar a Jhon decir aquello, no podía imaginar perder a Danna de esa forma. No podía pensar en el terror que ella tendría que afrontar si Landou la lastimaba. Se llevó las manos sobre la cabeza y comenzó a dar vueltas sin parar por toda la terraza.

El miedo por la seguridad de Danna era casi insoportable para Loan; ni él ni nadie podían adivinar cuáles eran las intenciones de Emil Landou, pero aparentemente estaba dispuesto a todo porque aquel golpe a una mujer mayor como Ailsa bien podía haberla matado.

—Ahora dime qué es lo que pasa con la madre —le pidió Jhon y Loan negó.

—¡Terca que es Danna que no quiere perdonarle! ¡La señora se equivocó, pero ya la viste, ni al hospital quiere ir solo por saber de ella! —replicó desesperado—. ¡Jhon tiene que haber alguna forma de encontrar a ese tipo!

Jhon estaba a punto de contestarle cuando uno de sus hombres llegó corriendo.