UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 251

Resumo de Capítulo 0251: UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Resumo de Capítulo 0251 – Uma virada em UN BEBÉ PARA NAVIDAD de Day Torres

Capítulo 0251 mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de UN BEBÉ PARA NAVIDAD, escrito por Day Torres. Com traços marcantes da literatura Romántica, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.

Loan esperó ansiosamente en la sala de espera del hospital mientras atendían a Danna. Jhon se encargó de hacer las llamadas a la familia y poco después todos llegaban al hospital. El reloj de la pared marcaba el paso de la hora, cada segundo se arrastraba con lúgubre lentitud.

Danna no había despertado en todo el camino hacia el hospital y desde ese momento el tiempo se había detenido para Loan. Entreabrió su boca buscando oxígeno a través del aire congelado. Se sentía como si estuviera ahogándose y nada pudiera devolverle la respiración. Estuvo así durante un buen rato, con los ojos clavados en el reloj, temiendo el peor de los finales.

—Hijo, va a estar bien —dijo su madre intentando consolarlo aunque sabía que sería inútil—. Al menos está viva, todo lo demás se puede resolver.

Loan asintió pero si a su culpa le añadía lástima, entonces tenía la receta perfecta para el desastre, así que le dio un abrazo a su madre y se acercó a Jhon.

—¿Ya saben algo? —preguntó y los dos sabían a quién se refería.

—Asfixia —respondió Jhon—. Más concretamente, estrangulación. Todo indica que ella lo hizo. Lleva muerto casi dos días, lo mismo que lleva ella sin comer ni beber.

Loan asintió con un nudo en la garganta.

—¿Ailsa? —preguntó Loan.

—Todavía en el Black Hole. ¿Quieres ir a ocuparte tú o me ocupo yo?

Loan se quedó pensativo por un minuto.

—Cuando termine aquí, yo me ocuparé —sentenció y Jhon no dijo nada al respecto porque si alguien sabía no meterse cuando no le tocaba, era él.

De pronto, una doctora salió de la sala de emergencias. Se veía preocupada pero aun así su mirada transmitía tranquilidad y calma. Levantó su tablilla y leyó.

—Familiares de Danna McKenzie.

—Yo soy su esposo —se acercó Loan y la doctora vio a toda la familia que se aglomeraba detrás.

—Danna está despierta —les dijo—. La estamos hidratando, le pusimos suero y ahora se encuentra bastante mejor, sin embargo todavía tiene que descansar mucho. —Vio que todos suspiraban con alivio y se abrazaban y le hizo un gesto a Loan para que la acompañara—. Venga conmigo un momento, por favor.

La doctora asintió y negó casi al mismo tiempo.

—Sí, pero no quiere hablar. Autorizó un examen de Enfermedades de transmisión Sexual, pero no deja que la toquemos. Sus piernas están llenas de laceraciones, probablemente provocadas por una vara, o un látigo corto, pero no tenemos idea de saber si... bueno, si hay otras partes de su cuerpo que también están lastimadas y necesiten atención.

Loan asintió con la cabeza, pero no era capaz de hablar.

La doctora lo acompañó hasta la habitación en la que estaba y le puso la mano en el hombro.

—Por favor, haga todo lo que esté en su mano para que ella se deje revisar.

Loan asintió de nuevo y agradeció a la doctora con un susurro.

Abrió la puerta y se dio valor para entrar allí. Estaba sentaba en la cama, mirando por la ventana a su derecha con los ojos fijos en las luces de la ciudad. Loan acercó y se sentó en el borde de la cama junto a ella, en silencio. Estaba pálida y ojerosa, la habían bañado, quizás por eso las marcas sobre sus brazos eran todavía más visibles.

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