UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 252

Loan logró limpiarse las lágrimas con un gesto de impotencia y luego intentó llamar su atención.

—Danna, nena, sé que te sientes mal —susurró con voz quebrada—. Sé que te sientes asustada, amor, pero tienes que dejar que la doctora te revise... —Danna se quedó quieta, sin decir una palabra, sin siquiera mirarlo.

—¿Dónde está mi hijo? —dijo por fin.

—En mi departamento, con mi padre. Él está bien. —Danna siguió sin mirarlo—. Mi amor, por favor... —Loan intentó tocar su mano y solo eso bastó.

La primera bofetada resonó en la habitación como si ella no hubiera dejado de comer por cuatro días. Loan se quedó paralizado, pero encajó la segunda bofetada, la tercera y todas las que vinieron detrás sin mover ni un solo músculo mientras la dejaba desahogarse.

—¡Sal de aquí! —siseó finalmente ella con la voz enronquecida—. ¡No te quiero ver, Loan, sal de aquí!

—Danna, por favor... Solo quiero que estés bien —dijo él llorando—. ¡Dios sabe que solo quiero que estés bien!

—¡Ni Dios sabe qué es lo que tú quieres, Loan! —replicó ella—. Pero lo que sí sé es que lo que sea... jamás será lo mejor para mí.

—Danna...

—¡Todo esto es tu culpa! —le gritó mostrándole los brazos y en el fondo Loan agradeció que no se quitara la sábana y le enseñara todo lo demás—. ¡Esto es tu culpa! —sollozó ella—. ¡Te lo dije! ¡Te dije mil veces que no quería a esa mujer cerca de mí! ¡Te dije mis veces que era mala! ¡Te dije mil veces que solo estaba actuando y tú elegiste creerle a ella! —El pecho de Danna subía y bajaba con desesperación y sus dientes chocaban de la rabia—. ¡Lárgate de aquí! ¿No querías una madre rencorosa para tu hijo? ¡Pues felicidades! ¡Creaste una peor! ¡Así que lárgate de una vez porque ya maté a un hombre esta semana, me da lo mismo pagar por uno que por dos! ¡Lárgate!

Loan retrocedió mientras la veía llevarse una mano a la muñeca de la que se le había desprendido la vía de suero y la sangre estaba saliendo despacio.

—¡Por favor, Danna, deja que te revisen...!

Loan negó con la cabeza.

—No, no quiso, a mí también me echó de la habitación... ella, creo que no quiere saber qué pasó —murmuró por lo bajo.

La doctora dejó escapar un largo suspiro.

—Es una pena, pero no podemos ir contra la voluntad de la paciente, esperemos que no haya consecuencias graves —declaró—. Por lo pronto tendremos que conformarnos con el examen de ETS y en un mes ordenaremos una prueba de embarazo, si tenemos suerte, todo eso dará negativo.

Se alejó de allí y Loan sintió que las fuerzas lo abandonaban. Se dejó resbalar por la pared y se sostuvo la cabeza con las manos al llegar al suelo, y supo que en aquel momento, igual que Danna, estaba a medio paso de perder la razón.