UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 253

Resumo de Capítulo 0253: UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Resumo do capítulo Capítulo 0253 de UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Neste capítulo de destaque do romance Romántica UN BEBÉ PARA NAVIDAD, Day Torres apresenta novos desafios, emoções intensas e avanços na história que prendem o leitor do início ao fim.

Iba despacio, porque ya no había necesidad de apresurarse por nada. A medida que avanzaba por el corredor hacia la salida del hospital que daba al estacionamiento, Loan pudo escuchar dos voces conocidas en aquella dirección.

—Sabía que podías hacerlo —decía Chiara—. Sabía que si alguien podía encontrar a Danna, ese eras tú —decía su hermana abrazando a Jhon.

—No fue todo gracias a mí. Loan fue el que consiguió la dirección. Siendo honesto tu hermano me impresionó un poquito, podría ser un buen interrogador si no fuera tan emocional.

Los dos sonrieron y por el silencio Loan imaginó que se estaban besando como dos adolescentes. Esperó algunos segundos hasta que los escuchó ahblar de nuevo y entonces salió.

—Hermanito... ¿cómo está Danna? —preguntó Chiara acercándose a él apresurada.

—Dormida por ahora —respondió él—. Mamá está con ella, pero agradecería que ustedes también se quedaran pendientes.

Chiara arrugó el ceño.

—Sí... claro que sí, pero ¿te vas?

—Solo por un rato —dijo Loan con tono cansado—. Tengo que ir a resolver algunos cabos sueltos que dejé.

Miró a Jhon un instante y este asintió.

—¿Quieres que te acompañe? —le preguntó.

—No, la verdad prefiero ir solo —sentenció Loan.

—Entonces avisaré.

Ninguno de los dos le dio ninguna explicación a Chiara y ella prefirió no preguntar.

Loan respiró hondo mientras se sentaba detrás del volante y conducía en el frío de la madrugada. Sentía el peso de aquella responsabilidad sobre sus hombros pero ya no estaba dispuesto a defraudar a la mujer que amaba, sin importar cuánto le costara.

Una hora después se bajaba del auto en el estacionamiento oscuro de la propiedad y un agente le entregaba las llaves de la puerta. El cuarto de interrogatorios no había cambiado nada, Ailsa seguía esposada a su silla y lo único nuevo eran esas vendas en los sitios donde él le había disparado.

—Por supuesto que no —respondió con voz fría—. No hubiera ganado nada liberándola. Danna solo me había traído dolor toda mi vida.

—Así que te daba igual si se moría o no —entendió Loan y ella se encogió de hombros y sonrió amargamente.

—Hubiera estado bien deshacerme de ella por una vez... —sonrió—. Y la verdad es que tú casi casi me hiciste la buena obra. —Su voz era tan sarcástica que Loan sintió náuseas—. Hay que ver que no tienes instinto, niño.

Loan apretó los dientes mientras soltaba otra de las vendas de Ailsa, esta vez sobre la rodilla, y veía la sangre correr hasta el suelo.

—Tienes razón. No tengo instinto —respondió él mientras continuaba con su trabajo—. Me crio una mujer excepcional, y eso quizás me arruinó, no soy capaz de reconocer con facilidad la maldad en el mundo, y por desgracia, gente como tú es la que sobra. —Loan terminó de quitar la última venda y se echó hacia atrás en su silla—. Tienes razón, no tengo instinto. Pero tampoco tropiezo dos veces con la misma piedra.

Ailsa miró sus heridas, de las que iba saliendo despacio la sangre. Las vendas bien apretadas habían parado la sangre, pero ahora su corazón la dirigía a toda velocidad hacia los orificios de salida.

—¿Y qué? ¿De verdad te vas a quedar ahí sentado viendo cómo me muero? —gruñó con impotencia.

Loan respiró hondo.

Histórico de leitura

No history.

Comentários

Os comentários dos leitores sobre o romance: UN BEBÉ PARA NAVIDAD