UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 264

Resumo de Capítulo 0264: UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Resumo do capítulo Capítulo 0264 do livro UN BEBÉ PARA NAVIDAD de Day Torres

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Le agradeció a la doctora y salió de allí apresurado, directamente hacia la oficina del gobernador.

Mientras tanto, en lo alto de la montaña, Danna miraba horrorizada a su jefe, que ponía delante de ella aquellos esquís.

—Siéntate para ajustártelos —le ordenó él.

—Noooooo, no, no, no... —replicó ella y Levi le señaló la pista por la que descenderían. No estaba muy inclinada y parecía segura—. Pero... pero...

—Pero nada. Yo soy excelente esquiando y doy clases a niños pequeños. Con ese tamaño que tienes casi entras en esa categoría.

Danna hizo tres pucheros, pero nadie hizo caso de sus protestas mientras Levi le ajustaba los esquís y le daba las primeras indicaciones.

—Mantén las rodillas flexionadas, los pies separados y la espalda recta —le explicó.

—Pero ¿y si me caigo? —preguntó ella con preocupación.

—No te preocupes, es un hecho que te vas a caer, pero si ves que vas mu rápido solo pon tu trasero en la nieve. La única forma de aprender es practicando, así que corre el riesgo. Además, yo estoy aquí contigo —aseguró él con una sonrisa tranquilizadora—. Todo saldrá bien.

Danna asintió nerviosa pero decidida a intentarlo. Se pusieron en posición al borde de la pista para comenzar el descenso, y Levi le pasaba suaves indicaciones, deteniéndola algunas veces por el brazo para mantenerla en la línea.

¿Que se cayó? ¡Hasta el cansancio!

¿Que hizo que Levi también se cayera? ¡Más de las que él jamás admitiría!

Pero una hora después volvían hacia la tienda y Danna sentía que cada uno de sus músculos estaba caliente y que sus pulmones estaban llenos del oxígeno más puro.

—Gracias —le dijo—. Me duele todo, pero si algo sabemos los deportistas es que el dolor es bueno. ¿No?

Su jefe asintió y se pusieron a trabajar de inmediato. Danna guardó allí el equipo que Levi le había regalado, según él muy costoso porque era en "talla pigmea", y esa tarde regresó a casa con la sonrisa más grande del mundo.

Después de la cena estaba muy entretenida jugando con Mauro en el salón cuando el señor Nikola se despidió para acostarse.

—¡Aaaaaah! —exclamó Luana riendo—. ¡Ah, qué bien! Bueno... si eso te hace sentir mejor, ¡pues a aprender!

Danna se despidió de ella con un abrazo cálido y se fue a dormir a Mauro mientras Luana abría aquella puerta y se encontraba a la hidra de siete cabezas.

—¡¿Quién coño es su jefe?! —espetó Loan en un susurro furioso.

—Ni idea, pero es obvio que la está ayudando y a ella no le molesta. Dale su espacio, no seas posesivo —lo regañó Luana—. La muchacha solo está aprendiendo a esquiar.

Loan apretó los labios y esperó pacientemente a que Danna saliera esa noche. La siguió y no le sorprendió que intentara dormir de nuevo bajo las estrellas. La psicóloga tenía razón, aunque conscientemente lo soportara, inconscientemente Danna intentaba escapar de cualquier encierro.

La llevó de regreso a la casa en el mismo silencio cuidadoso, pero al otro día...

Al otro día a las nueve de la mañana Loan Keller debía estar en la oficina del gobernador para discutir los precios que aquella parcela de tierra, pero en lugar de eso Loan subía en el teleférico, rezándole a todos los dioses para que el jefe de Danna fuera feo con f de foca... y si era bonito, entonces que fuera un mariposón de carnaval.

Lamentablemente, los dioses estaban durmiendo esa mañana.

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