UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 276

—Hola, pelirroja —la saludó con un gesto, pero no la besó.

—Hola, señor tóxico —respondió ella llegando a su lado.

—¿Cómo estuvo tu día? ¿Tuviste tu sesión de esquí con el Thor pirata ese? —preguntó Loan intentando disimular sus celos.

Danna echó a andar hacia la casa sin responderle y a Loan casi le pitaban las orejas. Estuvo todo el camino incordiándola para que le dijera qué había pasado pero ella solo le contestaba con evasivas.

Finalmente él tomó su mano y en lugar de entrar por el frente de la casa la arrastró por uno de los costados hasta la terraza trasera. Antes de que Danna se diera cuenta ya estaba con la espalda pegada a la pared y los pies separados del suelo por la fuerza con que Loan la levantaba.

—No me provoques, pelirroja. Sabes que me estoy muriendo aquí, así que coopera conmigo, ¿vale? —casi le suplicó mientras se acercaba a su boca y Danna cerró los ojos.

Olía delicioso, como a menta y a licor y ella se derritió.

—OK, no. Hubo mucho trabajo así que hoy no hubo nada de aprendizaje —respondió Danna humedeciéndose los labios y él se relajó.

—Qué bien, porque no lo necesitas. ¡Yo te voy a enseñar a esquiar!

Estaba a punto de soltarla cuando la vio hacer un puchero.

—¿Y mi besito de hoy? ¿No me toca? —protestó.

—Pues solo tienes uno... ¿estás segura de que quieres gastarlo ahora? —preguntó Loan.

—¡Oye, qué tacaño! Pensé que habías dicho "al menos uno", no "solo uno" —dijo ella sacándole la lengua y un segundo después la tenía dentro de la boca de Loan mientras él la devoraba.

Ni siquiera era capaz de describir la sensación. Era como si su cerebro se desconectara y su cuerpo cosquilleaba como si la ropa le sobrara o hubiera demasiado frío. La lengua de Loan en su boca era mágica, la llevaba un lugar mejor, a un momento mejor, a una sensación de deseo y seguridad y amor que le encantaba.

Cuando por fin se separaron buscando aire, ella gemía suavemente y él jadeaba con una sonrisa llena de lujuria.

—¡Dios, me hiciste tanta falta! —murmuró Loan apoyando la frente sobre la suya y Danna se colgó de su cuello, abrazándolo.

—Te quiero, Loan —susurró y sintió cómo él la abrazaba con más fuerza.

—¿Luana hizo una fiesta? —preguntó Danna con curiosidad.

—Más bien creo que vino toda la familia —murmuró Loan y cuando entraron se encontraron el mayor alboroto del mucho.

Todos estaban reunidos, todos estaban festejando, y había un cartel que decía FELIZ CUMPLEAÑOS.

Loan abrió mucho los ojos y miró a Danna, porque realmente lo había olvidado y ella no lo sabía.

—¿Hoy es tu cumpleaños? —preguntó la muchacha y Loan asintió.

—Eso parece. Lo olvidé por completo, la verdad es que no sé ni en qué día estoy —respondió él mientras toda su familia lo abrazaba y lo felicitaba.

Danna vio aquellas demostraciones de amor y cruzó los brazos. Todos tenían regalos para él menos ella.

"Bueno... yo le regalé un lindo despertar... y todavía falta mucho de aquí a las doce de la noche", pensó.