UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 277

Loan ya sentía el calor de las velas antes de encender la última. Su familia se había reunido alrededor de la mesa del comedor, cantando cumpleaños feliz mientras colocaban cada mecha encendida en el glaseado blanco y cremoso de la tarta. Lo hacían sentir como un niño chiquito, pero así eran los Keller.

Y entonces, todos dejaron de cantar y todas las miradas se centraron en él. Loan sonrió, cerró los ojos y pidió su deseo. Abrió los ojos y sopló las velas con un largo suspiro.

Pronto volvió la algarabía y Danna sonrió apoyada en el marco de una de las puertas. Cada vez que la veía Loan sentía como si el corazón se le hubiera salido del pecho y ahora le latiera en las manos.

—Feliz cumpleaños —le dijo en voz baja y suave mientras lo abrazaba.

Loan sonrió, pero no pudo hablar. Tenía la garganta demasiado apretada y las palabras se le quedaban dentro. La arrastró fuera de la casa, a un lugar donde pudieran estar a solas, y la sentó sobre sus piernas.

—No tengo un regalo de cumpleaños para ti —dijo Danna con un suspiro—. Me mata no estar preparada, pero si me dices qué deseo pediste, quizás pueda ayudarte a cumplirlo.

Loan miró a Danna y acarició su rostro con los dedos.

—No hace falta que me regales nada. Sólo te quiero a ti.

—¡No me digas que desperdiciaste un deseo en eso, Loan! —le reclamó.

—¿Cómo le dices "desperdicio"? —rezongó él—. Quiero que seas mi novia, mi mujer, mi esposa, la madre de mi hijo y de todos los que vengan. ¿Crees que es poco? ¡Ese es un super deseo! Y sé que me va a costar mucho hacerlo realidad, pelirroja, pero no me voy a detener, no voy a dejar de intentarlo.

Danna giró todo su cuerpo hacia él para quedar de frente.

—Entonces pregúntamelo —le dijo.

—¿¡Eh!? —Loan sintió que el corazón se le desbocaba.

—¡Ya yo te lo pedí una vez! ¡No te lo vuelvo a pedir de nuevo! —advirtió ella—. ¡Ahora es tu turno! ¡Pregúntamelo! ¿Qué esperas?

—¿¡Quieres ser mi novia!? —exclamó él apurado y Danna apretó los labios intentando contener la sonrisa.

—Sí quiero —murmuró—. Todavía quiero, Loan... yo también quiero todo eso.

—¿Pero...?

—Tengo miedo. ¿Crees que podamos hacerlo bien esta vez? —preguntó Danna con una expresión pensativa y Loan levantó su barbilla para que lo mirara.

—Debería hacerme un examen para saber si estoy embarazada —murmuró Danna—. Me toca en un par de semanas, pero estoy nerviosa.

—¿Y si te lo haces ya? —preguntó Noémi—. Ya pasaron tres semanas desde... bueno, desde eso. Si te haces una prueba de sangre ya debe salir.

Danna asintió abrazándose el cuerpo y Noémi pasó un brazo sobre sus hombros.

—Haré una cita para ti con nuestra doctora aquí —le dijo—. Mañana a primera hora vamos y nos aseguramos. No tienes que decirle a nadie. Solo quedará entre nosotras, ¿vale?

La muchacha respiró despacio y asintió. Era mejor, porque de lo contrario luego Loan insistiría en acompañarla y no podía tomar ninguna decisión importante mientras tuviera otra mirada sobre ella.

—Está bien —accedió—. Pero mañana tengo que trabajar temprano. Será mejor que le avise a mi jefe.

Danna sacó su teléfono y marcó el número de Levi.

—Jefe... —saludó—. Necesito pedirte algo importante, mañana tengo una cita médica, necesito faltar.

Del otro lado se hizo un silencio nervioso.