UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 289

Los chicos de Iluminación y Sonido ya tenían todo montado, pero también llegaron temprano para prepararse.

Loan miró alrededor con una sonrisa enigmática.

—Todo quedó muy bien, pelirroja. Hiciste un trabajo maravilloso —la elogió.

—¿Te gusta? Será una pesadilla quitar toda la decoración después, pero realmente valió la pena —aseguró ella.

—Solo le falta una cosa para que sea perfecta —le dijo Loan y Danna lo vio sacar la mano que llevaba escondida a su espalda y mostrarle un par de patines.

—Loan...

—¿Quieres estrenar ese hielo conmigo? —le preguntó—. De verdad me haría mucha ilusión.

Danna sonrió mientras se sentaba en una banca y permitía que él le pusiera los patines. Luego los dos entraron a la pista y la recorrieron tomados de la mano, despacio. Ella miró arriba cuando las luces bajaron y escuchó una música suave y seductora. Y cuando volvió a mirar a Loan casi ahogó un grito al darse cuenta de que él estaba de rodillas a sus pies, con una cajita en la mano y un hermoso anillo en ella.

—Pelirroja —dijo con voz segura—, he estado tan enamorado de ti desde que nos conocimos. Y ya sé que me tomó un tiempo conquistarte, pero también sé que no hay nada que me haga más feliz en este mundo que estar a tu lado para siempre. Me has demostrado que la vida merece ser vivida y disfrutada al máximo. Quiero compartir esta aventura contigo y no hay nada que no haría por verte feliz, así que... ¿quieres casarte conmigo? ¿Me dejas ser tu última pareja, el hombre que pueda patinar contigo para siempre?

Durante unos segundos Danna miró sin parpadear a Loan, completamente sorprendida. No tanto por la propuesta sino por el momento en que la estaba haciendo. Se sentía a un tiempo abrumada y loca de alegría por tantas emociones, pero terminó asintiendo con vehemencia.

—Sí. ¡Sí quiero casarme contigo! —exclamó y Loan sacó el anillo para ponerlo en el dedo de Danna.

La estrechó con fuerza y besó sus labios con la emoción vibrándole por todo el cuerpo. Danna sintió que se derretía en sus brazos, la lengua de Loan era juguetona y tierna a la misma vez, y siempre sabía cómo seducirla hasta que acababa jadeando y pidiendo más. Así que dio un paso atrás y le tendió su mano.

—Ven patina conmigo un rato —le pidió—. Creo que esta será la última vez que pueda hacerlo por un tiempo, así que quiero aprovechar este momento.

Loan asintió y la vio moverse con destreza sobre el hielo. Sonrió orgulloso mientras la admiraba y trató de seguirle el ritmo, pero de repente su ceño se arrugó y apretó al mano de Danna en un gesto suave para detenerla.

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