UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 288

Danna se negó a despertar. A pesar del bullicio que venía desde el primer piso, se quedó bajo las sábanas calentitas. La luz del amanecer la rodeaba y por supuesto que ya Mauro estaba en pie de guerra jugando con su papá y desayunando.

Sintió que la cama se hundía a su lado y su hijo saltó sobre ella para abrazarla. Loan también se acostó a su lado y juntos estuvieron consintiendo al bebé hasta que se lanzó de la cama a jugar.

—Tienes que levantarte, pelirroja. Tenemos el día más importante por delante —la animó, pero ella cerró los ojos con fuerza, todavía deseosa de seguir durmiendo. Él se acercó más y le acarició el cabello.

—¿No quieres levantarte? ¿No quieres prepararte? —le susurró con ternura—. Si quieres quedarte en la camita está bien, yo te abrazo, te acurruco, te pongo en cuatro y te follo como para que grites una semana.

Danna abrió los ojos y vio la sonrisa provocativa de Loan. Sabía que no tenía mucha opción.

—Muy bien, pero tú tienes que ocuparte de Mauro, hoy es tuyo a tiempo completo porque tengo que revisar todo el asunto del evento con Ted.

Loan asintió y tomó al bebé en sus brazos. Le encantaba ser papá consentidor de tiempo completo.

—¿Necesitas algo? ¿Quieres que te prepare algo para desayunar? —Ella negó con la cabeza.

—No, estoy bien. Solo necesito una ducha y algo de café.

Loan se inclinó para darle un beso suave en los labios, Mauro besó a su mamá en la mejilla y los dos se fueron a divertirse.

Danna se levantó lentamente de la cama. Estaba un poco adormilada, pero sabía que tenía que despertar. Se dirigió al baño y se metió a la ducha. Se dejó caer el agua caliente en la piel, tratando de no pensar en lo cansada que estaba.

Las últimas semanas habían sido caóticas con la finalización de la construcción del rink. Había quedado realmente hermoso, pero entonces había comenzado el proceso del lanzamiento, la apertura, el evento, las matrículas... Los niños habían llegado a montones, muchos más de los que Ted y Danna esperaban, así que habían tenido que dividirlo en seis clases según sus edades y pronto se encontraron con los primeros seis meses llenos.

Sin embargo Danna sabía que eso no era lo único que la tenía tan cansada. Se despabiló un poco más y salió de la ducha.

Ese día arregló con Ted los últimos detalles. En la noche tenían el evento de apertura y su amigo estaba como un gallo loco, corriendo de un lado a otro viendo que todo estuviera bien.

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