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UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 299

Iba a relajarse. Aquel era su bar y sí, era una compra caprichosa, pero desde el barman hasta el de seguridad la conocían y allí estaba segura. Si quería echar a todos los clientes y quedarse sola podía hacerlo, así que para una persona que cargaba con todo el estrés con que ella cargaba como CEO del banco más grande de Suiza, aquel era su pedacito de cielo.

Por supuesto que siempre tenía hombres revoloteando alrededor, pero lo mismo Don que Miki, los barman, se encargaban de espantarle a los molestos.

—Otro Martini para la señorita, por favor —dijo una voz ronca al final de la barra y Noémi enarcó una ceja.

—No me pongas nada, Miki, ya le dije que no quiero beber con él —replicó Noémi. El hombre era atractivo e insistente, pero no era su tipo.

—Es el tercero que rechazas esta noche —dijo el chico con una sonrisa—. ¿Demasiado estresada o demasiado exigente?

—Demasiado estúpida —suspiró Noémi—. El bombón que quiero comerme no está disponible, y no me quiero conformar con menos.

—¡Uff! ¡Qué raro! Tú no eres de las que esperan por el “indicado” —rio Miki.

—Es que no hay un "indicado" para mí, pero este es el "equivocado" perfecto —murmuró Noémi mordiéndose el labio hasta que escuchó aquella voz ronca y profunda detrás de ella y se giró sorprendida.

—¿Levi?

¿Qué estaba haciendo él allí?

—¿Te parece gracioso? ¿Tanto te gusta manipular a la gente que esta fue tu forma de traerme aquí? ¿O te quedó grande lo de ser una "mujer de palabra"?

Levi sentía que la sangre le ardía, odiaba ser manipulado y era evidente que ella lo había hecho descaradamente para encontrárselo allí.

—¡Oiga, no le puede hablar así! ¿Tiene idea de quién es? —le espetó el barman.

—¡Ya me la estoy haciendo, gracias! —gruñó Levi.

—Voy a llamar a seguridad...

—No, Miki —lo detuvo Noémi con tono gélido—. No hace falta, el señor muerde menos de lo que ladra aunque está ladrando demasiado alto para mi gusto. —Dio dos pasos hacia él y lo miró a los ojos—. Créeme que tengo intención de responderte todos los insultos, cuando entienda por qué demonios me estás insultando.

Levi apretó los labios.

—El papel de desentendida no te sienta bien. Creí que la invitación a venir era de parte de tu hermano Zack, por eso vine...

—¿De qué hablas? Zack ni siquiera está en la ciudad hoy —replicó Noémi confundida.

—¡Pues qué bueno que tú sí lo sabías!

—¡Claro que lo sabía! Y que esté aquí no tiene nada que ver con mi hermano. ¡Solo salí a divertirme! —exclamó ella.

—¿¡En el mismo maldit0 bar al que supuestamente me invitó tu hermano!? ¡Discúlpame si no me trago la casualidad! —gruñó él—. Así que bien por ti por engañar a Danna para que me llamara, pero no vamos a seguir la fiestecita porque no estoy para juegos. ¿Entendiste?

—¡Oye no le hables así! —intervino el tipo que la había invitado a más de tres tragos y ella le dirigió una mirada asesina.

—¡Haz el favor de no meterte en esto! Él me habla como le dé la gana y yo le respondo como quiera, y yo es problema tuyo. ¡Ya te dije que te alejaras de mí! —gruñó molesta y Miki tiró de la camisa del tipo para alejarlo

Noémi cerró los ojos, comprendiéndolo todo en un minuto. Danna había llamado a Levi, pero ella era la mala. Respiró profundamente y se humedeció los labios antes de responderle.

—Vamos a dejar algo claro: yo no tenía intención de encontrarme contigo. Quizás no estoy proyectándome bien, pero mi curiosidad por ti no raya en la desesperación —siseó—. Te dije que iba a salir de tu camino, y no, esta no fue una coincidencia, pero definitivamente sí fue muy desafortunada. No te preocupes, procuraré que mi cuñada deje de hacerme de casamentera. —Se giró hacia la barra y recogió su bolsa—. Miki, el señor es un invitado especial, todo lo que beba corre por cuenta de la casa.

—No te lo aconsejo —murmuró viendo cómo él se acercaba—. Ya estoy teniendo una mala noche, ¡por dios te pido que no me provoques más!

El tipo apretó los dientes y la alcanzó por los hombros.

—No pasa nada, muñeca, yo puedo hacer que te relajes, puedo ponerte a gozar en un solo segundo... Te prometo que vas a disfrutar de mi compañía.

Luego solo se escucharon muchos gritos, unos que hicieron que Levi corriera como un desposeído hacia el extremo de aquel estacionamiento, listo para pelear, solo para encontrar al tipo convulsionando en el suelo.

A su lado Noémi ni siquiera sudaba mientras apretaba la punta de aquel bastón eléctrico contra su costado.

—¡Basta, déjalo! —exclamó Levi levantándola por la cintura—. ¡Soy yo, soy yo! —advirtió antes de que a él le tocara también su dosis de electricidad.

—Tienes razón, disfruté tu compañía —le escupió ella al tipo en el suelo—. Ha sido divertido. ¿Quieres repetir?

Un segundo después su respiración se calmó. Levi la puso en el suelo suavemente y ella apagó el bastón y lo plegó, para luego abrir la puerta del auto.

—Para ser alguien que no quiere verme, tienes muy mala suerte —murmuró Noémi mirándolo a los ojos.

—Creí que iba a lastimarte, no tenía idea de que cargabas un bastón eléctrico —replicó él.

—Sí, bueno... no encontré un espray de pimienta que hiciera juego con mis bragas —gruñó Noémi.

—Tampoco sabía que era tu bar...

—¿Y sabes qué? ¡Me da igual! —espetó ella—. Pasado mañana me largaré de Lucerna por un buen tiempo y cuando vuelva procuraré enviarte un calendario de mis horas en la ciudad para que te ahorres un desagradable encuentro conmigo. ¿Entendido?

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