UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 324

Tres días, cinco, una semana. No había sabido absolutamente nada de Noémi, solo que había salido del hospital. No había querido escribirle porque no tenía ni idea de cómo habían quedado las cosas entre los dos, pero lo peor de todo era que Danna le había dado noticias inquietantes: Noémi estaba fuera del hospital desde hacía días. Y aún así no se había comunicado con él.

Cerró esa tarde la tienda después de que Danna saliera y le deseó un feliz descanso. Durante largo rato se quedó mirando a su teléfono, pensando en si debía escribirle o no, pero finalmente decidió que no era el momento de importunarla. Estaba a punto de apagar las luces cuando escuchó un poque suave en la puerta de atrás, la que daba al almacén.

Caminó hasta allí con cuidado y la abrió de un tirón, solo para quedarse paralizado un segundo antes de tirar de ella.

—¡Noe...!

—¡Hola! —exclamó ella colgándose de su cuello—. ¡Lo siento, no he podido venir antes!

Levi la alzó por la cintura, respirando aliviado como si por fin el mundo a su alrededor tuviera coherencia otra vez.

—¡Dios, me tenías muerto de la preocupación! ¡No te escribí pensando que a lo mejor estaba mal escribirte, porque tú no me escribías y yo no quería ser inoportuno...!

Noémi se alzó sobre las puntas de los pies para callarlo con un beso y se estremeció al sentir de nuevo la calidez de su lengua y la pasión desenfrenada que siempre nacía entre ellos en cuestión de segundos.

—Escucha, no puedo quedarme mucho tiempo —le dijo ella respirando pesadamente—. No sé ni cómo vine, porque no quiero arriesgarte, pero tenía que verte...

Levi despejó su rostro y lo levantó hacia él.

—¿Arriesgarme por qué, nena? ¿Qué es lo que está pasando?

—Axel Grimma, todavía está libre.

Levi se quedó mirándola con los ojos entrecerrados, su mente intentando asimilar la información.

—Pero ¿por qué? ¡Eso debería ser imposible! ¿No encontraron pruebas suficientes para acusarlo por el atentado?

—...Por el momento.

Abrazó a Noémi con fuerza y volvió a besarla con urgencia. Sus lenguas eran un rastro de fuego, una contra otra, hasta que Noémi retrocedió jadeando.

—Lo siento, tengo que irme. Ni siquiera voy a llegar a casa de mis padres, vendré de nuevo cuando sea seguro, ¿de acuerdo?

Levi no tuvo más opción que aceptar, pero estaba bastante convencido de que no sería seguro en ningún momento, si Axel Grimma quería vengarse de Noémi, terminaría atacándola de nuevo. Sintió que le arrancaban un pedazo demasiado importante cuando la vio irse, pero quedarse solo lo hizo tomar una resolución importante.

Si no hubiera sido por él, ni Noémi habría tenido el accidente saliendo del trabajo, ni hubiera tenido que retirar su acusación contra aquel tipo. Y ahora parecía que estaba en peligro constante y encima haciendo hasta lo imposible por no involucrarlos a él y a su hijo.

Paseó la vista por el almacén y sus ojos se detuvieron sobre un artículo muy especial, uno que una semana después pondría en promoción al tres por dos. Salió de la tienda directamente a comprar una pequeña computadora en una casa de empeño y pasó los siguientes dos días investigando lo que quería investigar antes de freírla en un baño de ácido muriático.

Pocos días después Lucerna estaba revolucionada por un evento de esquí. La carrera del fuego se haría esa noche, con una larga vía trazada con antorchas desde el tope a la base de la montaña para que los esquiadores pudieran guiarse. Y aunque el dueño de la tienda no le había pedido a Levi que la abriera, los dos habían estado de acuerdo en ser parte del evento.

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