UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 327

Noémi no pudo quedarse al margen y enseguida se adelantó.

—¿Qué es lo que está pasando? ¿Cómo que acusación? —demandó con firmeza y Zack y Loan se adelantaron también, pero Levi alzó una mano para detenerlos.

—A ver, vamos a calmarnos. Al menos vamos a dejar que los oficiales se expliquen —dijo él—. ¿Puedes decirme de qué se me acusa...?

—¿¡Qué es lo que está pasando aquí!? —se oyó una voz potente tras ellos y todos vieron aparecer al jefe de policía Wislow—. ¿Qué es todo este alboroto frente a los turistas?

Uno de los oficiales se adelantó con una orden en la mano.

—Jefe, tenemos instrucciones de llevar al señor Ferguson de inmediato a la comisaría. Axel Grimma lo acusa de haberlo agredido esta noche, y haberlo golpeado brutalmente fracturándole varios huesos. Él y su abogado levantaron cargos por agresión.

Noémi se cubrió la boca con las manos y negó.

—¿Grimma está aquí? ¿Ese hombre nos siguió a Lucerna? ¿¡Por qué no me dijiste, Levi!? —lo increpó, pero él negó encogiéndose de hombros.

—Es que no sabía que estuviera aquí... no lo he visto.

Los oficiales se miraron entre ellos y uno negó.

—No... es que el señor Grimma no vino a Lucerna... él está en Zúrich —murmuró y el jefe de la policía puso los ojos en blanco.

—¿Cuándo dice ese hombre que ocurrió esto? —indagó.

—Hace un par de horas —respondió el otro oficial.

—¡Entonces es imposible! —exclamó Danna—. Levi ha estado aquí desde que empezó el evento, hay decenas de personas en la montaña que pueden atestiguarlo, porque él estaba en el equipo de seguridad.

—Caballeros, si les tranquiliza revisarme o revisar la tienda, con gusto pueden hacerlo. —El jefe Wislow iba a protestar porque sabía que aquella tienda pertenecía a los Keller, pero Levi se giró hacia él con acento convencido—. Jefe, no se preocupe, yo también me quedaría más tranquilo si revisaran... aunque le advierto que con la venta de medianoche no quedó casi nada.

Con autorización del dueño los oficiales entraron a revisar y en efecto, no había nada para ser encontrado, casi todo se había vendido y las estanterías estaban vacías.

—Muy bien. En ese caso solo necesitamos que alguien atestigüe por usted. Si no es mucha molestia. ¿Puede acompañarnos a la comisaría y trataremos de conseguir testigos de su presencia en el evento? —le pidió un oficial.

—Yo voy —se acercó Noémi pero Levi tomó sus manos con una negativa.

—No, por favor ve a casa. Peter está con la niñera pero preferiría que esté contigo —le pidió.

Noémi respiró hondo, no quería dejarlo, pero entendía que para los dos el bebé estaba primero.

Los oficinales no intentaron ponerle las esposas porque él iba voluntariamente, y diez minutos después, por la calle principal de Lucerna, Levi iba escoltado hacia la comisaría por dos oficiales, y cinco o seis docenas de testigos a su favor... encabezados por el mismísimo jefe de la policía y sus hijas.

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