UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 331

—¿Solo a dormir? ¡Qué aburrida! —protestó Levi y un segundo después ella tiraba de su mano y lo llevaba hacia uno de los corredores alrededor de la sala de eventos, donde lo arrinconó contra una pared y se besaron como si fueran un par de adolescentes en celo.

Levi no podía negarlo, aquella era una oportunidad de las que no llegarían dos veces a su vida. Podría cambiar completamente el futuro de su hijo y quizás hasta existiera aun la posibilidad para él de volver a las pistas de esquí como competidor profesional.

—Te diré qué, Danna y Loan se casan en un par de semanas. Voy a organizarlo todo y después de la luna de miel... me iré —decidió Levi esa madrugada, mientras acariciaba su espalda después de hacerle el amor salvajemente.

—Error. Error. Error. Yo te llevaré, los dejaré acomodaditos y me darás tu horario de visitas porque voy a ir a asaltar tu cama tres veces por semana —replicó Noémi emocionada.

La noche había sido fantástica para los dos, así que al día siguiente, cuando Levi se despidió de ella con un beso, se iba emocionado y no podía ni siquiera imaginar la vorágine de problemas en la que Noémi se vería envuelta a partir de ese día.

Que ella apenas contestara con algunos emoticones y sticker de besos no era raro; lo que Levi no sabía era que ella lo hacía para no tener que comenzar una conversación con él, porque no tenía ni idea de cómo comenzar a explicarle la situación tan grave en la que de un momento se había encontrado el Asterion Bank.

Ella misma no lo supo hasta que Chiara golpeó en su puerta una madrugada y Noémi la vio entrar llorando. Escuchar de la boca de su hermana lo que estaba pasando fue una de las peores cosas del mundo, sobre todo por quiénes estaban involucrados.

—Franco Garibaldi está preso, Noe —dijo Chiara finalmente dejándose caer en uno de los asientos de la sala—. El capo más grande de Italia, el Conte de la ´Ndrangheta está preso en los Países Bajos, esperando una audiencia internacional por mi culpa.

Noémi se mesó los cabellos.

—Pero es que no puedes hacer lo que estás pensando... asumir la responsabilidad por él... ¡es una locura!

—Pero no es lo único ¿verdad? —murmuró Noémi.

—Cuando esto se sepa todos los inversionistas que tenemos se van a retirar, el banco... —Chiara negó con un sollozo—. Todo el trabajo de papá, todo nuestro trabajo... estaremos en bancarrota en seis meses si no logramos recuperar la confianza de nuestros clientes. Sé lo que tengo que hacer para sacar a Garibaldi de la cárcel, pero lo demás... no sé...

Noémi se mesó los cabellos, pero un segundo después se sentó junto a su hermana para abrazarla. Siempre habían estado juntas, siempre habían trabajado, llorado o reído juntas, y ahora no sería diferente.

—Tranquila —murmuró limpiándole las lágrimas—. Yo sí sé.

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