Sentarse delante la única persona que podía ayudarla no era un problema. Conocía a Nino, era un buen hombre y tenía una habilidad especial para no meterse donde no lo llamaban. No estaba segura de poder contar con él o no, pero al menos tenía que hacer el intento.
El problema real era el que la estaba llevando allí. El problema era el sacrificio que su hermana tendría que hacer para que pudieran salir bien librados de la situación. El problema era que no podía ser egoísta y dejarla llevar a cuestas todo el peso, porque ahora Chiara estaba en la situación más vulnerable de su vida y para Noémi, Chiara estaba antes que todos.
—Sé que lo que te estoy pidiendo es demasiado, Nino —murmuró sentada en aquella terraza de Santorini donde él tenía una de sus mansiones privadas—. No podría reembolsarte a corto plazo... ¡Diablos, es que ni siquiera soy capaz de estimar las pérdidas por las que tendré que reembolsarte...!
Nino se echó hacia adelante y tomó su mano con un gesto calmante y amable.
—A ver, tranquilízate, amore mio. Respaldar al Asterion Bank es una jugada riesgosa, pero este es un negocio de riesgos...
—No tanto como este —murmuró Noémi con un nudo en la garganta porque entendía lo que estaba pidiendo—. Si me respaldas y la alianza se considera fuerte, es probable que salgamos con pocas pérdidas, pero si sale mal... entonces es probable que vayas a bancarrota junto con nosotros, Nino... ¡Dios, en ningún caso hay ganancia para ti, no sé ni por qué vine a pedirte ayuda!
Nino sonrió con suavidad y se quitó los lentes, dejándolos sobre la mesa.
—Viniste porque puedes confiar en mí, porque sabes que puedes pedirme un favor en vez de proponerme un negocio —respondió él con calma.
Nino Ambrosio podía tener cara de nerd, pero era más inteligente de lo que cualquiera podía imaginar.
—Sé que no habrá ganancias en esto, al menos no económicas —sentenció—. Pero dinero ya tengo, amore mio... Yo quiero algo más.
Noémi frunció el ceño sin comprender. ¿Qué más podía darle ella aparte de dinero?
—¿Algo más? ¿Qué cosa?
Noémi pasó saliva. Sabía que le gustaba a Nino, pero jamás como para terminar en algo tan serio como una boda.
—Nino... Nino yo no puedo prometerte un buen matrimonio... ni siquiera...
—No es lo que te estoy pidiendo, no sé si será bueno y no soy estúpido, si resulta ser un asco lo terminamos, pero mientras tanto tienes que dejarme averiguarlo —declaró él.
Noémi sintió que el alma le temblaba. Ni siquiera sabía si el respaldo de Nino o aquella transferencia de dos mil millones en activos podría salvar a su familia, pero casarse con Nino Ambrosio era cien veces mejor que lo que le esperaba a su hermana a partir de ese momento. No podía ser egoísta, no podía ser egoísta con su padre ni con su hermana, no sabiendo la tormenta que se avecinaba. Así que solo... acercó su dedo tembloroso a aquella pantalla y presionó el botón de "Transferir".
—Consideraré eso como tu palabra, amore mío —murmuró Nino tomando su mano y besándola. La levantó de aquella silla y la abrazó con un gesto protector—. Estamos juntos en esto, así que vamos a empezar a patalear. ¿De acuerdo? ¡A trabajar!
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
When reading the parts containing images accompanied by random words, it feels really uncomfortable. Perhaps I and many readers will leave this website....