Noémi perdió la sonrisa amable, la cansada y hasta la de trabajo en un solo segundo mientras se imaginaba aquel paisaje en particular.
—¿Sabe qué? ¡Mejor voy yo! ¡Es que es un poco bruto, ¿usted sabe?! ¡Y está mojado, no debería seguir mojado...! —soltó la retahíla antes de ir por donde se había perdido Levi.
Oskar respiró profundo y se frotó las manos.
—Bueno, misión cumplida, todos a salvo... ¡Vamos a beber! —sentenció y mandó a notificar a todo el mundo que se le podían unir en la biblioteca para pasar una tormenta ebria al mejor estilo noruego.
Noémi respiró aliviada porque el corredor no era muy largo y porque Levi realmente iba a pasito de cubo de hielo.
—No sabía que vivías aparte —murmuró ella dándose cuenta de que aquello era como un área independiente de la misma mansión.
—Procuro que Peter y los muchachos no se molesten entre ellos —intentó reír Levi, los seis son muy chillones.
Noémi no dijo nada, pero siguió a Levi al interior del lugar y se quedó asombrada por lo que vio. Pertenecía a la mansión pero estaba más adornada como una cabaña. Era cálida y acogedora, con un fuego crepitante en la chimenea de la habitación. En las paredes había estanterías llenas de libros y en el aire flotaba el olor a pino.
—Esto es precioso —murmuró Noémi para sí misma.
—Y pequeño, pero Peter y yo no necesitamos más.
Noémi echó un vistazo alrededor, buscando el cuarto de baño. Por primera vez en el día, sintió el cansancio del largo viaje y pensó que estaría bien quedarse un rato.
—Será mejor que te quitemos esa ropa húmeda —dijo ella ayudándolo a sacarse las mantas y él no se resistió.
Podía solo, tampoco era que estuviera tan mal, pero Noémi no estaba protestando así que no se iba a poner pudoroso. Abrió el grifo de la bañera y se sacudió el cabello, del que cayeron pequeñas gotas congeladas.
—Báñate primero, tú también te mojaste... —intentó decir pero ella negó.
—Ni se te ocurra, métete a esa tina ahora mismo o te juro que te noqueo y te meto dentro —siseó ella sacándole el resto de la ropa y un minuto después él conservaba la decencia del bóxer mientras se sentaba en medio del agua caliente de la tina y ella se sentaba en el borde.
—¿Todavía estás nerviosa? —preguntó Levi acariciando su mano y ella asintió.
—Termina de bañarte, el doctor está aquí —le anunció antes de salir.
Poco después Levi salía a saludar al médico, que había revisado rápidamente a Noémi, y ella los dejó solos para ir también a bañarse.
—Ha sido un milagro. Tuvo mucha suerte —le advirtió el médico a Levi—. Si hubiera sido la señora, quizás estaríamos ahora en condiciones mucho peores.
Levi asintió, con la recomendación del médico para mantenerse lejos del frío y de la nieve por unos días, y cuando entró de nuevo en el baño se encontró a Noémi medio mojada y medio seca, cabeceando delante del espejo mientras intentaba meter las manos en un albornoz demasiado grande.
—OK, esto es lo que va a pasar, señorita —dijo él con un suspiro mientras le anudaba el albornoz y se la echaba al hombro—. Vas a ir a dormir ahora mismo, porque esa adrenalina ya desapareció y tienen un montón de meses de atraso de sueño. —La depositó en la cama con suavidad y antes de que protestara le dio un beso en la mejilla y la amenazó con tono coqueto—. Duérmete, Noe, porque sabes que tengo mis métodos para hacerte dormir... no me hagas usarlos.
Noémi le sacó la lengua.
—¿O qué?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
When reading the parts containing images accompanied by random words, it feels really uncomfortable. Perhaps I and many readers will leave this website....