"Ella pagará por él..."
"Ella pagará por él..."
"Ella pagará por él..."
"Ella pagará por él..."
"Ella pagará por él..."
Aquellas palabras hicieron eco en el cerebro de Jhon como si hubiera sido un pozo sin fondo. Agarró los documentos y comenzó a leer de inmediato la declaración de Chiara. Ella se había presentado voluntariamente, declarándose culpable de todo lo sucedido, incluso de cometer fraude contra el señor Garibaldi, usando su nombre para encubrir el dinero que ella mismo le estaba escondiendo al fisco.
—No puede ser... —murmuró con desesperación.
—¡Pues sí lo hizo! —gruñó el Subdirector Adjunto—. ¡Y ahora Garibaldi está libre y desapareció de nuevo!
Jhon se levantó su escritorio y tomó su chaqueta para salir, pero su jefe lo retuvo del brazo.
—¿A dónde vas?
—¡¿A dónde crees?! —gruñó Jhon soltándose con brusquedad—. A La Haya. Necesito ver a Chiara.
Jhon abrió la puerta y se fue sin decir nada más. Todo lo que importaba en ese momento era encontrar a Chiara. Subió al primer avión que encontró rumbo a los Países Bajos sin saber lo que le esperaba allí. Mientras viajaba, su corazón se encogía en su pecho al pensar que ella estaba allí, lejos de él, guardada bajo custodia policial.
Jamás, ni en sus peores pensamientos, se le había ocurrido un desenlace como aquel.
"¿Cómo pudo Chiara hacer algo así?", se dijo mientras desembarcaba su vuelo y tomaba un taxi hacia la corte de justicia.
Detenida.
Prisión Preventiva.
A la espera de traslado.
Todas aquellas palabras pasaron por su cabeza mientras lo mandaban de un escritorio a otro para darle información, y finalmente llegó al último.
—Quiero ver a Chiara Keller —dijo sacando su identificación como Director de una división de la Agencia.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
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