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UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 386

"Ella pagará por él..."

"Ella pagará por él..."

"Ella pagará por él..."

"Ella pagará por él..."

"Ella pagará por él..."

Aquellas palabras hicieron eco en el cerebro de Jhon como si hubiera sido un pozo sin fondo. Agarró los documentos y comenzó a leer de inmediato la declaración de Chiara. Ella se había presentado voluntariamente, declarándose culpable de todo lo sucedido, incluso de cometer fraude contra el señor Garibaldi, usando su nombre para encubrir el dinero que ella mismo le estaba escondiendo al fisco.

—No puede ser... —murmuró con desesperación.

—¡Pues sí lo hizo! —gruñó el Subdirector Adjunto—. ¡Y ahora Garibaldi está libre y desapareció de nuevo!

Jhon se levantó su escritorio y tomó su chaqueta para salir, pero su jefe lo retuvo del brazo.

—¿A dónde vas?

—¡¿A dónde crees?! —gruñó Jhon soltándose con brusquedad—. A La Haya. Necesito ver a Chiara.

Jhon abrió la puerta y se fue sin decir nada más. Todo lo que importaba en ese momento era encontrar a Chiara. Subió al primer avión que encontró rumbo a los Países Bajos sin saber lo que le esperaba allí. Mientras viajaba, su corazón se encogía en su pecho al pensar que ella estaba allí, lejos de él, guardada bajo custodia policial.

Jamás, ni en sus peores pensamientos, se le había ocurrido un desenlace como aquel.

"¿Cómo pudo Chiara hacer algo así?", se dijo mientras desembarcaba su vuelo y tomaba un taxi hacia la corte de justicia.

Detenida.

Prisión Preventiva.

A la espera de traslado.

Todas aquellas palabras pasaron por su cabeza mientras lo mandaban de un escritorio a otro para darle información, y finalmente llegó al último.

—Quiero ver a Chiara Keller —dijo sacando su identificación como Director de una división de la Agencia.

—Yo Chiara Keller, usé el nombre de Franco Garibaldi para abrir una cuenta ficticia de ciento treinta millones de euros con el objetivo de evadir a la instit...

—¡Ya basta, Chiara! ¡¿Por qué haces esto!? —exclamó él con angustia.

—Porque uno hace lo que sea por las personas que ama. ¿Pero qué mierd@ sabrás tú de eso? —siseó ella apretando los labios.

—¡Pues a lo mejor no sé mucho, pero sí sé que esto no está bien! —declaró Jhon tomándola por los hombros y girándola hacia él—. No puedes asumir esta culpa, Chiara, no tienes idea de lo que te harán...

—Pero tú sí la tenías ¿cierto? —preguntó ella con una sonrisa llena de desprecio y Jhon contuvo el aliento.

—¡No lo hice para esto! ¡Ni en mis peores pesadillas, Chiara, ni en las peores se me ocurrió que harías esto!...

—Entonces es que no me conoces para nada —replicó ella—. O que eres tan malo en tu trabajo que no pudiste prever este desenlace. De cualquier forma ya no tiene caso. Será mejor que te vayas, porque lo último que quiero es tenerte cerca mientras espero... ¿cómo dices?... "lo que van a hacerme".

Jhon se quedó paralizado.

—¡No! —exclamó desesperadamente—. ¡No puedo permitir que vayas a la cárcel, no mereces eso! Tienes que cambiar tu testimonio de inmediato, hay una manera de salir de esta situación. Debemos encontrarla ahora mismo, antes de que sea demasiado tarde...

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