Ella miró a un punto fijo en su camisa blanca y asintió por algunos segundos antes de despegar los labios.
—Yo Chiara Keller, usé el nombre de Franco Garibaldi para abrir una cuenta ficticia de ciento treinta millones de euros con el objetivo de evadir...
—¡Chiara!
—Yo ya he tomado mi decisión.
—¡Una decisión equivocada! ¡Por favor, Chiara! —suplicó mirándola con los ojos inundados en lágrimas—. No me importa lo que haya pasado, no dejaré que te condenen por algo que no hiciste. Mírame... ¡Mírame!
Chiara levantó la mirada hacia él, pero cuando sus ojos se clavaron en los suyos, Jhon solo vio un gran vacío en ellos.
—Yo, Chiara Keller, usé el nombre de Franco Garibaldi para abrir una cuenta ficticia de ciento treinta millones de euros con el objetivo de evadir a la institución fiscal de mi país...
Jhon gruñó con una mezcla de rabia y de impotencia mientras la soltaba, porque entendía que no obtendría nada de ella. Desesperado era poco. No podía creer que Chiara estuviera en aquel lugar, en aquella situación y menos que lo hubiera hecho voluntariamente.
Ella le dio la espalda y fue a tocar a la puerta con calma.
—Por favor, sáqueme de aquí, la visita terminó —murmuró a uno de los guardias y en cuestión de segundos Jhon la perdió de vista.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
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