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UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 395

—Bueno... cuando usted sacrifique a su mujer y a su hijo, llámeme y hablaremos.

La noticia de que Jhon Hopkins dejaba la CIA corrió como la chispa que alimenta a un incendio. En cuestión de minutos había un tumulto fuera de su oficina y su equipo más cercano le reclamaba el abandonarlos. Sin embargo Jhon sabía que ya no tenía cabida en un lugar como aquel. Había jurado proteger a su país y en eso no había tenido medida, pero no había jurado condenar gente inocente para su propio beneficio ni el de sus jefes.

Recogió lo poco que tenía en la oficina y se despidió de los que realmente habían servido a su lado con integridad. Salió de allí directo a vaciar su departamento en Londres, pero no había pasado ni media hora cuando tocaron a su puerta y Jhon vio a Billy, Speedy, otros dos especialistas en tecnología, cuatro agentes de campo altamente entrenados y un interrogador profesional.

—¿Muchachos? ¿Qué están haciendo aquí? —preguntó sin comprender. Cada uno de aquellos hombres venía con un maletín negro en la mano que fueron dejando aquí y allá por el departamento—. ¿Qué está pasando?

—El nombre de la prisión donde tienen a la señora Keller —dijo Billy—. Por orden de su director sacaron su nombre de la lista oficial de reclusas, tuve que encontrarla por el reporte del juez, pero te garantizo que ahí está.

—Te agradezco —murmuró Jhon con sinceridad tomando el papel con la dirección de la cárcel.

—Y el resto... bueno, ya era hora de dar un paso en la siguiente dirección —sonrió Speedy palmeando su hombro—. La agencia es buena, pero después de un tiempo se pone aburrida, así que renunciamos también.

—¿Qué? —Jhon los miró a todos confuso—. ¿Renunciaron?

—Sí, la mayoría de nosotros queremos seguir trabajando de manera independiente como consultores y otros negocios afines —aseguró uno de los técnicos.

—Bien, en ese caso, podemos trabajar como consultores externos para agencias de cualquier país —decidió—. Billy, búscanos un nombre, logo, referencia fiscal, todo lo necesario para constituirnos lo más pronto posible. Martínez, necesitamos alojamientos juntos y por separado. Jenson, vamos a vaciar una de las cuentas negras que guardamos para emergencias, tenemos que sobrevivir hasta nuestro primer trabajo, y Speedy... consíguenos boletos, nos vamos a Suiza esta misma noche.

Cada miembro del equipo con una asignación se puso manos a la obra, y los que no tenían se lanzaron a la ciudad, a vaciar algunos de sus casilleros seguros, en busca de pasaportes, dinero y archivos de contactos.

Nadie los detuvo, nadie los vigiló, y nadie osó cruzarse en su camino mientras abordaban aquel avión que los llevaría lejos de Londres. Jhon se sentó junto a una ventana y miró la ciudad envuelta en niebla mientras se alejaban. Jamás había esperado dejar la agencia, pero tampoco había esperado jampas enamorarse como lo había hecho, perder como lo había hecho y ahora sabía qué era realmente importante para él. La elección era demasiado fácil.

—Te voy a encontrar, reina. Y no sé cómo... pero voy a hacer que me perdones, lo voy a conseguir. Te lo prometo.

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