UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 398

Chiara estaba agotada. Estaba sentada en su cama, con la cabeza entre las manos; sintiendo el embarazo como una losa sobre su cansado cuerpo. Aquel bebé la tenía exhausta y sin energía; pero aunque parecía como si todos los días sus fuerzas se desvanecieran, también era su mayor motivo para ser feliz.

Había pasado una semana desde que Jhon había visitado la prisión, y solo el saber que estaba allí había hecho que ella se descompensara.

—No entiendo qué más quiere... —murmuraba para sí misma—. ¿Por qué no puede dejarme en paz?

No quería verlo, no solo por lo que había pasado entre ellos, sino porque no quería seguir cayendo en aquel círculo vicioso de disculpas incompletas que ya no servían para nada.

No había dormido bien en los últimos días y su estómago estaba enfadado. Estaba vomitando con regularidad y sentía una extraña presión en el pecho, al punto de que no pudo evitarlo tuvo que devolver en el fregadero de la cocina porque no alcanzó a llegar al baño.

De pronto, se escuchó un golpe en la puerta. Chiara levantó la cabeza y vio que un guardia desconocido se asomaba.

—¿Está bien, señora Keller?

—¿Quién es usted? —preguntó Chiara.

El muchacho parecía joven y tenía una sonrisa amable.

—Me llamo Félix. Soy un nuevo guardia de esta prisión. Hace una semana que estoy aquí. ¿Está bien? ¿Quieres que llame a una enfermera?

Chiara se quedó un momento en silencio, intentando descifrar cómo se sentía, pero finalmente, decidió que era mejor pedir ayuda.

—Sí, por favor. ¿Crees que puedas llevarme?

El guardia asintió y sin pedir permiso ni avisar le ofreció su brazo para llevarla.

—No se preocupe, señora Keller, todo va a estar bien —le sonrió con confianza y por alguna razón el chico le cayó bien a Chiara.

En la pequeña clínica, después de un examen rápido, la enfermera le dijo que tendría que pasar algún tiempo en allí para asegurarse de que todo estuviera bien.

—Está un poco deshidratada por los vómitos, mejor le ponemos unos sueros antes de que se sienta peor —dijo la mujer y Félix se despidió de inmediato para volver a su puesto.

Chiara se quedó allí durante un rato. La doctora y las enfermeras eran amables con ella, sin embargo, se sentía como si estuviera sola. Dos horas después por fin el suero la hizo sentir mejor, y el mismo chico volvió para buscarla. Se aseguró de que se quedara acostada en su cama y miro a una esquina de la habitación, levantando suavemente el pulgar para indicar que todo estaba bien.

A tres kilómetros de allí, en una casa segura y preparada. Jhon miró en su computadora las dos cámaras estratégicamente colocadas en el cuanto de Chiara. Aquel sería su infierno personal, verla, escucharla, verla sufrir sin poder hacer nada para sacarla de allí.

Sin embargo el difunto subdirector tenía razón en algo importante: él no era un hombre de pocos recursos, así que algo se le ocurriría para sacarla antes de que su hijo naciera.

Las semanas que siguieron fueron largas y dolorosas. Chiara estaba deprimida y Jhon estaba desesperado por eso. Noémi la visitaba un par de veces por semana, Viktor le llevaba lo que ella quisiera, desde cachivaches electrónicos hasta libros y comida deliciosa, pero nada de aquello le interesaba en verdad a Chiara.

Así que mientras ella se acurrucaba contra el alfeizar de su ventana, él perdía el alma sentado en aquel escritorio frente a una computadora.

Finalmente un día ya no pudo aguantarse más y sacó una hoja de papel y una pluma. Era una ironía, Jhon Hopkins había escrito miles de informes en su vida, sin embargo jamás había escrito una carta. Le costó dos días encontrar las palabras precisas, pero cuando terminó de escribirla supo que había puesto su corazón ahí.

Capítulo 0398 1

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