UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 79

Andrea caminó hasta la recepción apresurada. Esperaba a cualquiera de los antiguos clientes que obviamente se ponían nerviosos con el cambio de administración pero al llegar se encontró con una sorpresa inesperada.

Ante ella se encontraba un hombre alto y apuesto, vestido con un abrigo azul oscuro. Tenía un rostro amable y una disposición gentil que Andrea había visto ya muchas veces en las últimas dos semanas, aunque casi siempre por video.

—¿Señor Stormhold? —se asombró Andrea.

—Puede llamarme solo Gideon, por favor, solo tengo veinte años aunque parezca mayor —respondió él con voz grave y suave mientras extendía una mano para saludarla—. Y usted debe ser la señora Brand. Vengo a conocerla.

Andrea sintió que el corazón le daba un vuelco. Había estado corriendo tras él, por supuesto, pero nunca había esperado que se presentara allí.

—Claro, por supuesto... ¿Te invito a un café?

Gideon asintió y Andrea echó mano de la tarjeta de la empresa para bajar a la cafetería con él. Pocos minutos después se sentaban en una pequeña mesa y Andrea le dedicaba toda su atención.

—Escuche... mi madre y yo estuvimos hablando sobre usted. Hace tiempo que yo estaba pensando en una representación profesional pero mi madre se niega —sentenció el muchacho—. Así que decidí venir por mi cuenta.

Andrea arrugó el ceño.

—Entonces... ¿debo entender que tu madre no está a favor de que firmes un contrato con nosotros? —preguntó Andrea.

—No, pero estoy aquí para demostrarle que se equivoca —replicó el muchacho—. Estoy dispuesto a firmar un contrato con usted, soy mayor de edad, es mi decisión, no la suya.

Andrea se quedó sin palabras. Sintió que corazón se aceleraba de emoción ante la posibilidad, pero pocos segundos después negó con la cabeza.

—Lo siento, pero no puedo aceptar eso —le dijo.

—¿Cómo? —Gideon la increpó con el ceño fruncido—. ¡Mi madre dijo que usted había insistido mucho en que yo firmara el contrato...!

—Eso es cierto, pero también es cierto que le prometí a tu madre que haría lo mejor para ti, y lo mejor para ti no es indisponerte con ella —sentenció Andrea con seriedad—. Si no están de acuerdo en esto entonces yo no me voy a meter.

—¿Para que te perdone y vuelva contigo? ¿O porque sientes culpa? ¿O las dos? —lo increpó Andrea sin amilanarse—. Bueno, solo para que sepas, las tres opciones son un asco, porque es lo mismo que busca Mason. No quiero que me ayudes a recuperar a mi hija.

—¡Andrea... si hago esto es por Adriana!

—¡Y Adriana es mi hija, mía! —le espetó Andrea—. Y si yo no soy capaz de protegerla sola entonces no estoy haciendo bien mi papel como madre. No quiero tu ayuda, no quiero deberte nada porque trasero salvado es trasero endeudado, cariño... y yo ya no voy a permitir que haya hombre en esta tierra que vuelva a tener esa clase de poder sobre mí.

Él se quedó mudo, paralizado, viendo la determinación en los ojos de la mujer frente a él. Tenía todo el instinto de un felino a punto de atacar y él solo pudo cerrar los ojos y autoflagelarse internamente.

—No me voy a quedar de brazos cruzados —le advirtió.

—¡Pues descrúzalos, pero lejos de mí! —gruñó ella y dándole la espalda salió del cubículo y fue a encerrarse en la guardería con Adriana.

Desde aquí trabajó, hizo todas las llamadas y citas que debía y organizó el siguiente plan, no podía resignarse a su suerte ahora que había perdido a Baby Storm. Había algunos deportistas que no dependían de las temporadas, no eran tan importantes como Stormhold, pero tenía que conseguir algo a como diera lugar. Sin embargo no era fácil, a la gente no le gustaba mucho que solo fuera una aprendiz.