Resumo de Capítulo 0095 – Capítulo essencial de UN BEBÉ PARA NAVIDAD por Day Torres
O capítulo Capítulo 0095 é um dos momentos mais intensos da obra UN BEBÉ PARA NAVIDAD, escrita por Day Torres. Com elementos marcantes do gênero Romántica, esta parte da história revela conflitos profundos, revelações impactantes e mudanças decisivas nos personagens. Uma leitura imperdível para quem acompanha a trama.
Milo iba seduciendo en la camioneta, como el mejor de los playboys, pero por suerte en menos de veinte minutos la transferencia estuvo hecha y los papeles con su firma digital estampada.
—Listo, solo hay que imprimirlos y me ayudas a desaparecer después, porque te juro que esa mujer vendrá a buscarme —advirtió.
Zack asintió más aliviado mientras le enviaban los documentos por mensaje al licenciado Gazca y poco después ellos estaban entrando en el ascensor para darse cuenta de que Mason y su abogado estaba haciendo un escándalo mayúsculo en la recepción de la empresa.
—¡Mi hija debería estar aquí! ¡En juez dictaminó que debía ir a la guardería, no que Andrea se la podía llevar de aquí! —gruñó Mason rabioso.
—¡Vamos a ir ahora mismo a poner una denuncia en el juzgado! —amenazó Basil Gagnon, su abogado—. ¡Y haremos que jamás vuelvan a darle la custod...!
—¿El idiota de su cliente no se lo dijo? —Zack estaba enojado, pero sabía que mantener la calma era la mejor opción para garantizar que la situación no se saliera de control—. La señora Brand ya tiene abogado, uno muy bueno por cierto, y nos puso al tanto de la situación. La sentencia del juez no le prohíbe a Andrea sacar a su hija de la guardería. Ella es la madre de la niña, y le dieron acceso total a ella. Si intenta asustarnos con una amenaza vacía, le advierto que solo encontrarán una resistencia feroz.
Basil Gagnon achicó los ojos, eso no lo había esperado.
—Aun así podemos denunciarlos por llevar a la niña a su departamento, ya se estableció que era un lugar inadecuado.
—Es que no están en su departamento, están en el mío —declaró Zack y vio a Mason ponerse rojo de la ira—. Y si usted cree que las propiedades de un millonario son inadecuadas, bueno... supongo que eso debe estar revisándolo el juez ahora mismo, porque estamos tramitando la autorización de varias casas más. —Sonrió con satisfacción y miró a Mason—. Te lo dije, no te dejaré quedarte con Andrea ni con Adriana. No puedes obligarla a hacer algo que no quiere.
Mason dio un paso hacia él con gesto amenazador y siseó por lo bajo.
—No tienes idea de con quién te estás metiendo, imbécil. ¡Puedo destruirte en un segundo!
—Si realmente fueras capaz ya lo hubieras hecho —replicó Zack—. Y te equivocas, sé perfectamente quién eres, y por eso mismo sé que debes tener cuidado, Mason... digo, por su salud no debe ser bueno que tus jefes, esos amigos poderosos y poco legales que te pusieron donde estás, sepan que frente a tu casa vigila una patrulla de policía de forma permanente.
Tanto Mason como su abogado se pusieron lívidos al escuchar aquello, pero muy pronto se miraron el uno al otro.
—Todo salió bien. Todo va bien —murmuró Zack acariciando sus brazos arriba y abajo antes de estrecharla—. Vas a estar más vigilada que nunca, te lo prometo.
Esa noche Mason sonrió de medio lado al ver que solo la patrulla estaba frente a su puerta. Andrea persistió en su inútil intento de trabar la puerta de su habitación por dentro, pero Mason sabía que tarde o temprano tendría que ceder. Después de todo casi tenían encima el fin de semana, y Andrea tendría que bajar a comer algo en algún momento.
El viernes en la noche todo estaba demasiado tenso. Andrea sentía que apenas podía respirar y Zack se veía demasiado tranquilo. Mason estaba a punto de comenzar a frotarse las manos de la satisfacción cuando escuchó el sonido de la patrulla y esta se estacionó, no frente a su casa, sino en la entrada de la casa de al lado.
—¡Esto ya es demasiada mala suerte! —gruñó Mason furioso—. ¿Qué hacen esos dos imbéciles en esa casa?
Pero los policías saludaron y entraron como si aquella fuera su propia casa.
—Tenemos de todo, snacks, hockey en la tele, cervezas en la nevera y pizza en camino —les anunció Milo.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
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