Venganza Reencarnada de la Rica Heredera romance Capítulo 325

Liberto dijo: "No me es conveniente cuidarte."

Penélope respondió, "No... no te preocupes... Puedo cuidarme sola. Sr. Liberto, por favor llévame a un hotel, creo que ya puedo caminar."

Aunque Liberto solo dijo una frase, Penélope se sintió inexplicablemente nerviosa. Sus manos, que estaban sobre sus piernas, apretaban con inquietud. Su rostro se sonrojó mientras imágenes inapropiadas cruzaban su mente, sacudiendo la cabeza rápidamente para deshacerse de esos pensamientos.

Liberto no la llevó a un hotel, sino a una casa en un callejón.

"...Hace tiempo que no te veo. Recuerda venir a cenar esta noche, he preparado todos tus platillos favoritos de la infancia."

Liberto contestó, "Depende, si tengo tiempo, pasaré."

Al escuchar que él se iba, Penélope mostró signos de ansiedad. Agarró la esquina de la chaqueta de Liberto, "Sr. Liberto, ¿a dónde vas? ¿Te vas a ir? ¿Volverás?" Su tono tenía un matiz de nostalgia ante la idea de que él se fuera.

Una mujer de unos cuarenta o cincuenta años observaba en silencio, sonriendo. Miró a la joven y pensó que le recordaba a Viviana cuando era niña. Si Viviana estuviera viva, habría crecido tan hermosa como ella.

Liberto dijo, "Solo voy a hacer algunos asuntos, volveré. Quédate aquí y recupérate."

"Liliana, te la encargo."

"Nos conocemos desde hace años, no tienes que ser formal conmigo. Ve tranquilo, cuidaré de tu amiga."

Penélope ya había escuchado eso varias veces, y su rostro se sonrojó mientras se apresuraba a aclarar, "Señora, no soy la novia del Sr. Liberto, soy su hermana."

Esta "hermana" era solo una identidad inventada para evitar malentendidos.

Liberto no ofreció más explicaciones.

Justo al terminar de hablar, se escucharon golpes en la puerta.

Fermín fue a abrirla.

El gerente del hotel entró con un tazón de barro en las manos.

"Sr. Cruz, creo que a la Srta. Rafaela no le gusta la comida de Pueblo Dorado, es algo dulce. Esta avena está preparada al estilo de Floranova, quizá ahora pueda comer un poco."

Alonso indicó, "Tráela."

Rafaela probó una cucharada, "Esto... sabe tan familiar..." Después de mucho tiempo en silencio, finalmente habló.