Venganza Reencarnada de la Rica Heredera romance Capítulo 366

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Rafaela observó cómo Liberto, una vez más, guardaba silencio con una paciencia infinita. Esto le resultaba aburrido, ya que sabía que, por muy enojado o descontento que estuviera Liberto con ella, jamás le mostraría impaciencia ni le daría la espalda. Pero esto siempre y cuando ella no tocara a Penélope, ese era su límite.

Liberto podía soportar todas las emociones de Rafaela. Por ejemplo, ahora mismo, su mano estaba siendo pisoteada por Rafaela y, aunque sangrara, su expresión permanecía impasible.

Porque ella era la hija de los Fernández, alguien que podía proporcionarle un futuro y beneficios.

Su tolerancia no era más que una manifestación de su ambición, deseaba obtener más, de lo contrario... no habría permanecido casado hasta la muerte.

Rafaela retiró el pie, no por compasión, sino porque no quería gastar sus emociones en él.

“No necesito que actúes de manera hipócrita cuidándome en el hospital. Es solo una herida menor, no me va a matar. Vete, verte me molesta y me hace sentir incómoda.” Rafaela entró a la habitación del hospital y cerró la puerta, dejándolo afuera para que se encargara de sus asuntos.

Poco después, una enfermera vino a ponerle medicamento a Rafaela, pero ella se enfureció y derribó la bandeja de metal de las manos de la enfermera porque le había dolido.

Finalmente, Rafaela le ordenó que se fuera.

La enfermera, con lágrimas en los ojos, cerró la puerta y se encontró con el hombre en la entrada. Él sacó un fajo de billetes de su cartera, parecía ser unos miles, “Ella es así, no te preocupes.”

“Señor, lo siento, pero en el hospital tenemos normas, no puedo aceptarlo. Debería tranquilizar a la paciente, el doctor dijo que su estado emocional afecta su problema de corazón, con calmarla bastará.”

Liberto guardó la cartera: “Está bien.”

Aun así, Liberto no entró, se quedó en el sofá afuera. La habitación contigua era una sala de acompañamiento, y Rafaela permanecería en observación por un tiempo. Ese accidente automovilístico casi le costó la vida, y ahora debía asegurarse de que su corazón trasplantado no tuviera reacciones adversas.