Venganza Reencarnada de la Rica Heredera romance Capítulo 389

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Alonso habló con una voz suave y calmada: "¿Por qué no le cuentas la verdad al Sr. Fernández y dejas que él te defienda? La Rafaela que recuerdo nunca se dejaría engañar."

Rafaela apoyó su mano en la ventana del coche, sosteniendo su barbilla, mientras miraba hacia afuera. Rara vez mostraba una expresión tan melancólica frente a los demás. "¿De qué serviría decirlo? Si papá se enterara, solo se preocuparía. Antes... con la partida de Liberto, muchas empresas intentaron romper sus contratos con el Grupo Jara. Papá ha estado tomando medicinas y trabajando hasta tarde todos los días, su cabello se ha vuelto mucho más blanco de la noche a la mañana."

"Alonso, no puedo estar sin mi papá, él es mi único familiar en este mundo."

Alonso respondió: "Rafaela... en realidad, la mayoría de las personas son egoístas. No importa la situación, siempre espero que vivas feliz."

"Sin comprometerte por los demás."

Nadie se había preocupado nunca por si ella era feliz.

Cuando llegaron al teatro, como de costumbre, solo estaban ellos dos en la sala. Fue hasta que comenzó la obra que Rafaela notó que habían cambiado a la actriz principal.

Rafaela preguntó: "¿Cambiaron a la protagonista?"

Alonso respondió: "Sí, la cambiaron. Antes dijiste que no actuaba bien, así que la compañía de teatro trajo a alguien nuevo."

Rafaela no era tonta. Observó a Alonso por un momento y luego, fingiendo no darle importancia, continuó mirando la actuación en el escenario.

El teléfono de Penélope se había quedado sin batería la noche anterior. Cuando finalmente pudo cargarlo con la batería portátil de Cristina, vio un mensaje del Sr. Liberto.

En el cuadro de chat, el Sr. Liberto le había enviado una dirección y le dijo: "A las siete y media, ven a este lugar."

Penélope no sabía por qué el Sr. Liberto quería verla tan tarde, así que intentó llamarlo y también le envió un mensaje, pero él no respondió. Penélope estaba preocupada, temiendo que algo le hubiera pasado al Sr. Liberto.

Cuando vio el mensaje, ya eran las seis y media. Penélope, temiendo llegar tarde, tomó un taxi rápidamente hacia la dirección indicada.

Mientras tanto, en los Jardines de la Aurora.