Venganza Reencarnada de la Rica Heredera romance Capítulo 394

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Rafaela levantó su mano blanca y delicada, contemplando el anillo de zafiro azul que adornaba su dedo. Incluso ella sintió una conexión inexplicable con la joya. El diseñador de este anillo claramente compartía su sentido estético. En el suelo yacía la corbata que Liberto había desatado. Con la mano ligeramente curvada, alzó el anillo hacia el candelabro de cristal para observar los destellos y la luz que emitía. Este anillo, en cualquier compañía de joyería o incluso en el museo de joyas de todo Floranova, sería una pieza central.

“El anillo es realmente hermoso, ¿quién es su diseñador?”

Un cabello se colgaba de la nariz de Rafaela, y Liberto lo apartó con suavidad. “¿Te gusta?”

“Cuanto más bellas son las cosas, más tentadoras resultan. Pero... desde pequeña, mi papá me enseñó que lo más aterrador del mundo, aparte de la traición, son las palabras de los hombres.”

“El diseño del anillo, ciertamente, está en mi punto estético, me gusta mucho. Pero si debido a un anillo, una propuesta de amor insignificante o una cena sin apetito, olvidara el accidente de mi esposo, quien estaba en otra villa con su amante, desarrollando su relación... o las escenas en el pasillo del restaurante del hotel con una estudiante universitaria tan pura como una flor... o las amenazas en el edificio de la universidad de que el Grupo Jara no sobreviviría al próximo año... y en Pueblo Dorado, lo que vi y escuché con mis propios ojos y oídos no debería ser mentira, ¿verdad?” Rafaela miró a los ojos de Liberto. “Liberto, siempre me has despreciado como un florero inútil, siempre inferior a Penélope, ¿y ahora dices que te has vuelto a enamorar de mí?”

“¿Que me amas? ¡No me hagas reír! Yo no te amo.”

“Me casé contigo porque papá pensó que podrías beneficiar al Grupo Jara. ¿De verdad crees que con tu estatus, yo podría fijarme en ti? ¡Por favor! ¡No eres más que un campesino!”

“Con tu origen, ni siquiera mereces atarme los zapatos.”

Rafaela se quitó el anillo de zafiro de su dedo y lo dejó caer al suelo, donde resonó con un chasquido. “Por muy valioso que sea, si viene de ti, lo encuentro sucio.”

“Parece que ni Penélope tuvo apetito, los platos están intactos.”