—Luciana solo parece dócil en la superficie…
Fabio lo había visto una vez por casualidad. Un mesero le derramó vino encima sin querer y, a escondidas, donde nadie la veía… su actitud era altanera y cruel, completamente diferente a como se mostraba en público.
Obligó al mesero a quemarse la palma de la mano con la colilla de un cigarro.
Al escuchar a Fabio, a Rafaela le costaba imaginar que la siempre serena y elegante Luciana pudiera hacer algo así.
Si lo que Fabio decía era cierto, entonces en su vida anterior… la desgracia de Maritza también tenía que ver con Luciana. Al principio, Rafaela solo tenía sospechas, pero ahora estaba completamente segura: Luciana era la persona que había traído la desdicha a la familia Cruz.
Igual que Liberto, esa plaga…
Ese era el primer asunto. El segundo… Rafaela sentía curiosidad por saber qué método usaría Liberto esta vez.
Apenas se le cruzó el pensamiento por la mente, escuchó un ruido a un lado.
—Señor Fabio, el señor Liberto necesita hablar con la señora. Le pido por favor que se retire.
Rafaela miró y vio a una persona que se había acercado en silencio. Cogió un libro y se lo puso sobre la cara. Habían sido tres días de bendita paz sin verlo, y su buen humor apenas empezaba a regresar.
Fabio se levantó del borde de la piscina y se envolvió en una toalla blanca.
—Sin problema, solo es ceder el lugar. A las seis de la tarde, reservado 8808, reunión de amigos. Te busco ahí.
Fabio no tuvo reparo en decirle eso a Rafaela delante de Liberto. Al cruzar miradas con los ojos profundos e insatisfechos de Liberto, sonrió con picardía y se fue con su aire desenfadado.

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Venganza Reencarnada de la Rica Heredera
Excelente novela...