Venganza Reencarnada de la Rica Heredera romance Capítulo 97

Un tercero intervino diciendo: "Creo que la cancha de baloncesto no está mal, ¿no es para ensayar? ¿Dónde no podríamos practicar?".

"Solo un grupo de campesinos queriendo aprender danza clásica. ¿Acaso entienden algo? Mejor que no hagan el ridículo en el escenario".

Pronto alguien más replicó, disputando: "Dilo de nuevo".

"¿Qué, te atreves a enfrentarte a mí? ¿Sabes quién soy?".

Esa voz desagradable y aguda, a través de la pared, Rafaela ya la había reconocido desde hace tiempo.

Penélope rápidamente intervino, actuando como pacificadora: "Ya, basta de pelear. Podemos cambiar de aula, esta ha sido siempre de Rafaela, fue un error de nuestra parte no preguntar".

"Lo siento, Maritza, nos vamos ahora mismo".

Hasta que dos chicas entraron por la puerta, comentando: "Mejor nos mantenemos alejadas de este lío, a Maritza no podemos enfrentarla...".

"Sí, mejor nos quedamos en el aula practicando por nuestra cuenta".

Finalmente, notaron a una persona sentada cerca de la puerta trasera, blanca y radiante de belleza.

"¿Tú quién eres? ¿Eres nueva? En las últimas clases no te habíamos visto".

"Por cierto, ¿de qué marca es ese violín? No reconozco el modelo, ¿es de Grievia?".

Rafaela no levantó la vista: "¿Por qué debería decírtelo? ¿Acaso somos cercanas?".

Esa frase dejó a las dos sin palabras.

"Solo te pregunté, no es para tanto".

Tampoco le dieron a Rafaela una buena cara.

El ruido de la discusión afuera continuaba: "Habla con un tono tan afectado, y huele a prostituta, realmente mala suerte. Hoy... no estoy de humor, no ensayaré".

La Universidad Floranova tenía una fiesta de bienvenida, donde cada especialización que participaba podía obtener créditos y al final del año competir por una beca. Para algunos estudiantes pobres de la Universidad Floranova que no podían pagar su matrícula, era una oportunidad.

El profesor dijo: "Toca un poco para mí, quiero escucharte en privado. Si es posible, en el espectáculo de la próxima semana en el teatro, me gustaría que fueras la solista".

"No estoy interesada, tampoco quiero competir". Rafaela se guardó su violín y salió del aula.

Esta actitud arrogante y despectiva de Rafaela hizo que el profesor frente a ella se pusiera furioso: "Nunca he visto a un estudiante tan irrespetuoso y desagradecido".

"La próxima vez, no vengas a mi clase, ¡no eres bienvenida!".

Rafaela, con su mochila al hombro, salió sin mirar atrás.

En ese momento, en la entrada bloqueada del ascensor.

"Penélope, no solo pareces una hipócrita, ¿cómo logras que incluso caerte te haga ver tan desagradable?".

"¿Has tomado alguna clase de hipocresía? ¿Cuánto cuesta? Así también puedo aprender y conseguir que los hombres se preocupen por mí".