Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 1012

Era una espora verde que parecía un tipo de hongo.

En apariencia era muy normal, pero Wilbur pudo observar a través de su energía espiritual que la espora verde tenía una fuerza vital sorprendentemente fuerte y una energía extraña.

Recogió la espora con curiosidad y la examinó con su energía espiritual.

Al segundo siguiente, los ojos de Wilbur se abrieron de golpe.

La fuerza vital de la espora verde parecía similar a la de los humanos, y la energía que contenía era extremadamente especial y misteriosa: era como si hubiera alguna forma de vida en ella.

Ryder se acercó entonces. "Señor, ¿encontró algo?".

"Esta planta es realmente interesante. Tiene una fuerte fuerza vital y una extraña energía", dijo Wilbur.

Ryder se la quitó a Wilbur, mirándola antes de decir: "Haré que la envíen ahora a la Ciudad Seecher para que el cuartel general la investigue".

Wilbur asintió y Ryder guardó la espora verde.

Wilbur miró a Tony. "Nuestra misión aquí ha terminado, secretario Howie. Vamos a seguir nuestro camino. Adiós".

"¡Oh, no hay prisa por eso! El viaje hasta aquí tampoco fue fácil, ¿verdad? ¿Por qué no vamos a comer y charlamos antes de irnos?", dijo Tony de inmediato.

Wilbur frunció el ceño. "Eso no será necesario. Todos somos gente muy ocupada, no los estorbaré".

Después se marchó con Ryder en su coche.

Tony frunció el ceño tras ellos, antes de dirigirse a los demás. "Yo tampoco los estorbaré entonces. Sigan con su trabajo".

Llamó al capitán de las Fuerzas Especiales, antes de mirar fríamente a los miembros aún aturdidos de la tribu de Bassan. "Sáquenlos de aquí. Arréstenlos si intentan algo raro".

"Sí, señor".

Tony se dio la vuelta para marcharse con sus hombres después de eso.

Inmediatamente después, varias esporas de tamaño considerable se abrieron para revelar unos cuantos monstruos verdes más.

Tras la misma confusión inicial, también se abalanzaron hacia el cadáver del ciervo con entusiasmo.

Sin embargo, pronto empezaron a atacarse unos a otros en un intento de conseguir más comida y estalló una pelea.

Los monstruos se atacaron con todo lo que tenían a mano: dientes, puños, piedras o ramas. Cualquier cosa que tuvieran cerca era un arma y estaban decididos a ganar esa batalla.

No pasó mucho tiempo antes de que todos los monstruos verdes recibieran algún tipo de herida.

Tras una batalla que duró más de diez minutos, uno de los monstruos verdes había matado a dos de ellos y herido gravemente a los otros dos.

Los dos monstruos verdes heridos se rindieron y se retiraron a un lado.

El monstruo verde vencedor lanzó un aullido al cielo. Un tenue resplandor brilló en su cuerpo mientras se dirigía de nuevo al ciervo, disfrutando de los restos de la guerra.