Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 1021

Gracias al duro trabajo de Wilbur, la delgada espada había obtenido un segundo atributo por fin.

Entumecimiento.

Este era uno de los elementos del método de cultivo del trueno.

Cualquier arma con un atributo entumecedor, al perforar la piel, adormecería al oponente en una batalla.

Por supuesto, este efecto variaba dependiendo del oponente.

Los mortales normales se entumecían durante unos minutos y los cultivadores de nivel Ambiente durante unos segundos.

Incluso los cultivadores de nivel Santuario se entumecerían durante al menos un segundo, lo que sería suficiente para causar su muerte en una batalla.

Eso definitivamente convertía a esta espada en un arma impresionante ahora.

Se decía que una vez que un arma recibía doce atributos, se forjaría un superatributo y se convertiría en una verdadera arma divina conocida como el "Amanecer de los Dioses".

Estaba claro lo aterradora que sería un arma con ese nombre.

Pero era una lástima el hecho de que añadir cada nuevo atributo sería cada vez más difícil.

Todavía no se ha visto a un cultivador que lo haya logrado.

En una época como la actual, ya era difícil encontrar un arma con dos atributos, por no hablar del Amanecer de los Dioses.

Además, todo el mundo consideraba que el Amanecer de los Dioses era un mito.

Al pasar la fina espada entre sus manos, Wilbur se dio cuenta de que era la primera arma a la que le había dado un atributo. Por lo tanto, merecía un nombre.

Un segundo después, murmuró: "Te llamaré ''Oscura Dispersión'' entonces".

El nombre era bastante apropiado y la espada en sí era de color negro. A Wilbur le pareció que el nombre le quedaba bastante bien e incluso se sintió un poco satisfecho por ello.

Era un poco divertido que alguien tan inculto como él fuera capaz de inventar un nombre así.

Después de jugar un rato con la espada, Wilbur dejó la Oscura Dispersión en su demiplano antes de marcharse.

Justo entonces, una chica con vestido y gafas se sentó frente a Wilbur antes de pedir también el desayuno.

Wilbur la miró antes de volver a sumirse en sus pensamientos.

Iba a tener que ganar algo de dinero y una cantidad constante. Los gastos de la iglesia serían un problema si no lo hacía.

Muy pronto sirvieron los emparedados y Wilbur empezó a comer con impaciencia.

Para su desgracia, su teléfono cayó al suelo.

Wilbur sacudió la cabeza y se agachó para recogerlo. La pantalla estaba rota.

Entonces, dejó escapar un suspiro de consternación.

Su departamento le había dado este teléfono y probablemente tendría que acudir a ellos para que se lo arreglaran.

Wilbur se enderezó con un resoplido, se guardó el teléfono en el bolsillo y siguió comiendo.