Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 1101

Wilbur quería salvar a estas personas y traerlas de vuelta también.

Tras pensárselo un poco, Wilbur decidió que se limitaría a comprarlo por el momento.

Se limitaría a dejar una huella espiritual en Venomadder y luego mataría al tipo unos días después de conseguir el amuleto.

No había forma de que Wilbur dejara marchar a ese bastardo sin pagar un precio, no después de haberle hecho venir hasta aquí y haberle dedicado todo su esfuerzo.

Justo cuando Wilbur estaba sumido en sus pensamientos, Nina se acercó con un hombre.

Era un hombre de unos cuarenta años, de aspecto sencillo, que se inclinó profusamente al ver a Wilbur.

Estaba claro que Nina le había dicho quién era él.

Wilbur, sin embargo, se sintió profundamente decepcionado al ver a este hombre.

Tenía toda la información que había sobre Venomadder.

Este tipo no encajaba en absoluto en el perfil.

El interés de Wilbur desapareció de inmediato, pero siguió siendo civilizado. "Muéstrame lo que tienes entonces".

Adderman asintió de inmediato, poniendo la caja que sostenía sobre la mesa antes de abrirla con cuidado para revelar una estatua de piedra de un dios.

La estatua medía unos treinta centímetros. Tenía un aspecto sólido y pesado. Estaba en buen estado.

Era, sin duda, una antigüedad, probablemente de varios siglos atrás. Aún conservaba una débil cantidad de aura energética, lo que la convertía en una contribución pasable, pero era de baja calidad.

Wilbur le echó un vistazo. "Supongo que servirá. Di tu precio".

Adderman dijo de inmediato: "¡Dígame el precio que está dispuesto a pagar, señor Penn! Le prometo que estaré de acuerdo".

Eso definitivamente cambiaba un poco las tornas.

Wilbur sonrió. "No voy a aprovecharme de ti. Vamos, dime un precio".

Adderman vaciló. "A cualquier otra persona le cobraría no menos de cinco millones de dólares. Pero ya que es usted, señor Penn, ¿qué le parecen dos millones?".

Levantó la vista con recelo, observando atentamente la expresión de Wilbur.

Wilbur permaneció impasible.

Parecían el tipo de sonido que hacían las balas al salir disparadas.

En una fracción de segundo, una bala había recorrido unos trescientos metros hasta Wilbur.

En cuanto se oyó el disparo, Wilbur se lanzó hacia delante y esquivó las dos balas por los pelos.

Al hacer esto, apareció en sus manos una larga lanza hecha de energía espiritual que lanzó hacia lo alto de un edificio que había junto a él.

Wilbur saltó al mismo tiempo y aterrizó en lo alto del edificio de enfrente.

La lanza atravesó sin piedad a un tirador, que murió antes de poder lanzar un grito.

El otro tirador, al ver que Wilbur esquivaba las balas, se abalanzó de inmediato.

Levantó su arma y disparó tres tiros.

Wilbur estaba justo en la línea de fuego, sin posibilidad de esquivar los disparos.

El tirador sonrió fríamente.