Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 1102

Sin embargo, el tirador pronto perdió la sonrisa de su rostro.

De algún modo, el cuerpo de Wilbur se arqueó alrededor de las balas en un giro que desafiaba a la gravedad y que le hizo parecer que no tenía huesos.

Los tres disparos volvieron a fallar por muy poco.

El tirador volvió a disparar, pero Wilbur ya había aterrizado sobre el edificio y se acercaba lentamente.

El tirador empuñó su arma y empezó a retroceder.

Estaba empapado en sudor frío cuando su espalda tocó el borde del edificio. Ya no le quedaba ninguna escapatoria.

Apretando los dientes, volvió a levantar el arma.

Justo entonces, Wilbur agitó la mano.

Un aura de hoja creciente salió disparada, cortando el arma del tirador por la mitad junto con uno de sus brazos.

Este gritó de dolor mientras se aferraba a la herida y miraba aterrorizado a Wilbur.

Wilbur se detuvo unos metros ante él, mirándolo fríamente. "¿Quién te ha ordenado que me mates?".

El tirador no quiso responder, pero un miedo invisible parecía haberse apoderado por completo de él.

En pocos segundos, el tirador se sintió como si estuviera en el infierno.

Innumerables monstruos y demonios desgarraban su alma, arrastrándolo a las profundidades del infierno.

Lo que lo recibió en esas profundidades fue un interminable río sangriento.

Innumerables huesos y esqueletos se mecían en la superficie del río, algunos de ellos aparentemente vivos mientras se agitaban y gritaban de agonía en el río.

El terror abrumador derrumbó al tirador en cuestión de segundos.

Se desplomó en el suelo, temblando de pies a cabeza. "¡Solo seguíamos las órdenes de Chastin! ¡Por favor, perdóneme, señor Penn!".

Chastin Longman, el jefe de inventario.

Wilbur sonrió y se dio la vuelta para marcharse.

Wilbur asintió amablemente y se detuvo en el despacho de Chastin.

Había una mesa junto a la puerta del despacho, donde estaba sentado el asistente de Chastin.

Wilbur se acercó al asistente con frialdad. "Dile a Chastin que salga de una vez".

La expresión del asistente se tornó visiblemente temerosa cuando vio a Wilbur.

Tartamudeó y se confundió con sus propias palabras como si tratara de ganar tiempo.

En ese momento, la expresión de Wilbur se ensombreció y le dio un puñetazo.

Con un fuerte estallido, la cabeza del asistente estalló en una niebla roja, salpicando sangre viscosa y fluidos contra la pared que tenía detrás.

La escena asustó a todos los presentes.

Se pusieron en pie, con los rostros pálidos al contemplar el espectáculo que tenían ante sí; a pesar de haber sido testigos de innumerables muertes.