Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 140

Después de decir lo que tenía que decir, Wilbur se dio la vuelta y volvió a entrar en la habitación con la puerta abierta. Sin embargo, nadie se atrevió a dar un paso adelante.

Brody había sido derribado, y los que habían sido noqueados eran los mejores hombres de Brody. El resto solo estaban ahí para aparentar. No se atreverían a actuar imprudentemente.

Alguien corrió a la parte de atrás y le avisó rápidamente a Kurtis, que estaba fuera.

Kurtis empezó a sudar frío cuando se enteró de lo sucedido.

Pensó en ello una y otra vez. Sabía que este asunto no podría resolverse si no le informaba a Milton.

Aunque aún tenían a muchos hombres de su lado, no había esperanza que ganaran si Brody y sus hombres no podían contra ellos. Milton tenía que ocuparse de esto personalmente.

Por desesperación, Kurtis llamó a Milton.

En la habitación, Wilbur estaba sentado tranquilamente frente a Brody, fumando un cigarrillo mientras lo miraba.

Brody había perdido su arrogancia. Después del intercambio de hace poco, ya entendía que estaban en ligas diferentes en cuanto a fuerza.

Wilbur irradiaba un aura espiritual que caló profundamente en Brody, haciéndolo sentir un miedo y temor extremo en lo más profundo de su alma.

Ahora mismo, Brody era como una oveja dócil, tendida en el suelo y sin atreverse a moverse.

Wilbur dio dos caladas a su cigarrillo y dijo lentamente: "Brody, si me cuentas del caso de Ethan con honestidad, puedo perdonarte la vida".

Brody ya estaba aterrorizado. Por lo tanto, soltó inmediatamente todo lo que sabía.

Aparte del tema de la familia de Ethan, Brody incluso dio a conocer todos los casos de asesinato en los que Milton se había asociado con Jerry a largo de los años en el Condado de la Cosecha.

Después de escuchar, Wilbur miró a Nicholas y le preguntó: "¿Oíste eso?".

Al mismo tiempo.

Era raro que Jerry no estuviera socializando fuera y se quedara en casa a mirar. Su mujer lo vio quedarse en casa y se vistió, lista a pasar un rato íntimo para desestresarse.

Sin embargo, cuando Jerry contestó al teléfono, su expresión cambió de repente y se quedó helado en el sitio.

Después de una larga pausa, Jerry se acercó aturdido a la ventana, contemplando el cielo nocturno del Condado de la Cosecha. Su expresión cambió lentamente de un estado a otro.

Después de pasar tantos años en el Condado de la Cosecha, conocía mejor que nadie los crímenes que había cometido. No sobreviviría si alguna vez lo descubrían. En ese momento, sus niveles de estrés se dispararon.

Sus días de gloria habían terminado, y sus subordinados y familiares estaban a punto de ver la broma en la que se había convertido. Sus hijos se convertirían en el hazmerreír y él mismo iría a la cárcel.

No podía aceptar que esto le estuviera sucediendo a él.