Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 1429

Hans dejó escapar un profundo suspiro y se inclinó ante Wilbur, con movimientos llenos de respeto. A pesar de que le costaba caminar, Wynna consiguió incorporarse y también se inclinó nerviosamente ante Wilbur. Theo, de pie a cierta distancia, también se inclinó profundamente.

Los cuatro se inclinaron sin atreverse a enderezar la espalda ni a mirar a Wilbur.

Con un bufido desdeñoso, Wilbur acercó una silla y se sentó, encendiendo un cigarrillo antes de hablar con ligereza: "Deberían saber por qué no los he matado".

"Lo entiendo, señor. Lou está conmigo; lo traeré aquí inmediatamente", dijo Hans, con la voz llena de una inmensa inquietud.

En aquel momento no se atrevía a decir una falsedad. Todos comprendían que si Wilbur se enfurecía de verdad, bastaría un movimiento de su espada para destruir todo el castillo y la propiedad, sin dejar a nadie con vida. El terror del poder de un Emperador iba más allá de su imaginación.

Wilbur resopló fríamente, preguntando: "¿Tuviste algo que ver con lo que les ocurrió a Connor y a los demás?".

Un sudor frío goteaba de las frentes de Hans y Wynna, cayendo al suelo con un firme golpe.

"Sí, señor. Lo sentimos. Los liberaré enseguida", dijo Wynna, temblando.

El tono de Wilbur seguía siendo gélido. "Entonces, háganlo rápido".

"Sí".

Acordaron apresuradamente y Hans se fue corriendo al calabozo mientras Wynna empezaba a hacer una llamada telefónica.

No tardaron en traer a Lou, cubierto de barro. Apenas podía mantenerse en pie sin el apoyo de dos personas.

Con un gesto de la mano, Wilbur dio instrucciones. Hans hizo que los ayudantes soltaran rápidamente a Lou, que se desplomó en el suelo.

Wilbur lo observó con cierta diversión, aunque la cara de Lou estaba demasiado sucia para distinguir gran cosa.

"Conde Hans, por favor, límpiale la cara al señor Lou", dijo Wilbur con un deje de humor.

Hans enseguida hizo traer agua y lavó personalmente la cara de Lou hasta dejarla impecable.

Wilbur no respondió, se limitó a fumar su cigarrillo.

En ese momento, Wynna, temblando, dijo: "Señor, Connor y Jaden han sido liberados. Están fuera".

Wilbur no le hizo caso. Solo lo hizo por el bien de Elise y ahora que estaban fuera, ya no era asunto suyo.

"Lou, entrega el dinero ahora y quizá considere perdonarte la vida", dijo Wilbur con frialdad.

Los ojos de Lou se desviaron y Wilbur envió rápidamente una ráfaga de energía cerca de la oreja de Lou, causando una fuerte explosión.

Un profundo hoyo apareció en el suelo de piedra azul y su mejilla fue cortada por los escombros voladores; la sangre corría por su mejilla.

"Hablaré". Lou sabía que si no confesaba ahora, moriría de verdad. Así que reveló inmediatamente el número de cuenta y la contraseña, incapaz de soportar por más tiempo este tormento.

Wilbur envió la información de la cuenta a Faye para su verificación. Pero entonces, una figura corpulenta, que llevaba la brisa salada del mar, entró y un aura invisible de poder se extendió por la sala.