Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 1533

La señora se fijó en Sarah y le preguntó en tono quejoso: "¿Por qué llegas tarde?".

"A mi familia le ha pasado algo importante. ¿No lo sabías?". Sarah tiró el bolso al suelo y se apoyó en el sofá con pereza.

La señora se sentó derecha y miró a Sarah, luego preguntó: "¿Qué está pasando? ¿Se ha resuelto?".

"Sí", respondió Sarah.

La señora se sintió intrigada al instante y preguntó: "Entonces, el asunto principal se ha resuelto. ¿Sawyer dijo que sí?".

"No puede hacer nada, aunque quiera decir que no porque le han dado una paliza. No tuvo más remedio que aceptar", dijo Sarah con arrogancia.

La señora estaba cada vez más interesada y preguntó: "Rápido, cuéntame lo que pasó. ¿Cómo te las arreglaste con Sawyer?".

"¿Por qué tanta prisa? ¿No deberíamos ir al grano primero?", preguntó Sarah mientras miraba a la señora.

La señora se mordió el labio al instante.

Sarah se rio y la empujó hacia el sofá.

Se besaron un rato y acabaron desnudas al cabo de un rato.

Sus hermosos cuerpos se enredaron mientras se acariciaban. Sus respiraciones empezaron a acelerarse y se sonrojaron.

A medida que sus movimientos avanzaban, sus voces empezaron a hacerse más fuertes e incontrolables. La habitación se llenó de un aire seductor.

Se oía la respiración agitada mientras sus cuerpos suaves se movían.

Se retorcían y frotaban sus cuerpos estrechamente.

Después de varios minutos, gimieron con fuerza al mismo tiempo, y luego se rindieron y jadearon en el sofá.

Unos minutos después, Sarah se levantó y fue al baño. La señora yacía desnuda mientras encendía un cigarrillo en silencio.

Sarah empezó a vestirse después de ducharse.

"¿Ya te vas?", preguntó la señora.

"No ha pasado nada. No lo pienses demasiado", dijo Sarah.

Sin embargo, la señora dijo: "Sarah Nees, no me trates como a una tonta. Está claro que no eres la misma de antes. Lo puedo notar. Puedes decirme si ya no me quieres. No tienes que contenerte".

"Eso no es verdad. No seas pesada, ¿de acuerdo?". Sarah parecía ligeramente enfadada.

La señora miró a Sarah y sacudió la cabeza, diciendo: "Realmente has cambiado".

"Eres ridícula", gruñó Sarah mientras se iba.

La señora cogió un cuchillo de fruta y caminó hacia Sarah.

"¡Me has decepcionado!", gritó la señora.

Sarah se giró porque la oyó, pero en su lugar recibió una puñalada en el vientre.

Gritó de dolor y se cubrió la herida, pero la sangre seguía saliendo de entre sus dedos.