Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 1563

Wilbur lo oyó no mucho después de haber partido y le dijo al conductor al instante: "Da la vuelta. Ahora".

El conductor se apresuró a hacer lo que le habían dicho.

Pembroke, Mikael, Esha y los demás también se sobresaltaron, mirando al pie de la montaña con pánico.

Después de eso, una serie de aullidos animales resonaron en el aire. Un enorme oso negro que emitía un resplandor negro por todas partes cargó contra la línea de visión de todos.

El oso tenía el tamaño de un toro e irradiaba una fuerte intención asesina.

Pembroke y los demás sintieron una sacudida en el pecho, incluso antes de que el oso les alcanzara.

"¡Retirada! Fuerzas especiales, ¡abran fuego!".

Mikael se retiró a la vez que Esha y los demás, a pesar de que todos iban armados y sabían luchar.

Sus habilidades de combate solo eran útiles contra humanos normales y sus armas eran solo pistolas que difícilmente bastarían para derribar a esta bestia.

Los agentes de las fuerzas especiales habían sido entrenados para acabar con los seres más violentos y eran mucho más poderosos que ellos.

A pesar del miedo que les recorría el pecho, los agentes cargaron sus armas y atacaron.

El aire se llenó del silbido de las balas.

Sin embargo, el oso negro parecía completamente desprovisto de miedo, indiferente, mientras seguía cargando. Las balas rebotaban en su gruesa piel y eran completamente inútiles para detenerlo.

Pembroke abrió los ojos aterrorizado mientras los oficiales palidecían también.

No era un animal. Era una bestia espiritual, inmune a las balas.

Mikael parecía aterrorizado y Esha estaba blanca como el papel.

La figura levantó un puño, lanzando un golpe hacia la cabeza del oso.

Todos miraron atónitos al hombre divino en el aire.

Su valor era realmente alucinante.

El oso lanzó un aullido al ver a un atacante y sus patas se iluminaron con llamas espirituales mientras golpeaba al hombre.

Sin embargo, el hombre se giró en un ángulo imposible, esquivando perfectamente el agarre del oso antes de asestarle el golpe en la cabeza.

Un sonido ensordecedor resonó en el aire mientras el oso lanzaba un aullido de agonía, cayendo por los aires y estrellándose contra el suelo.

El hombre aterrizó por fin y la multitud pudo ver que se trataba de Wilbur.

Wilbur estaba de pie frente al oso apenas con vida, aparentemente sumido en sus pensamientos.