Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 228

Wilbur asintió. "Eso es lo correcto. La lucha es el último recurso. Tienes la idea correcta".

"Los dejaremos ir esta vez. Dime, ¿no deberíamos celebrar una victoria tan grande?", Faron preguntó.

Faye sonrió. "¡Claro! Está va por Cabo, vamos a divertirnos".

"¡Yuju!". Faron y Elsa celebraron al mismo tiempo.

Wilbur sonrió. Era casi imposible que alguien invitara a salir a esos dos cualquier otro día.

Sin embargo, habían sido tan entusiastas y sinceros cuando lo ayudaron que ahora podía decir que se podía confiar en ellos.

Justo entonces, Jose apareció de la nada. Wilbur lo dejó entrar.

"Señor, tengo algo que decirle". Jose miró a las otras personas alrededor y dudó.

"Solo somos nosotros. Adelante", Wilbur dijo.

Jose dijo. "Está bien. Marcus me envió cien millones de dólares y me dijo que se lo dé como agradecimiento por haberlo salvado".

Faron y Elsa hundieron la cabeza en sus tazas de té. La vida de Wilbur era demasiado misteriosa y ellos sabían que no debían cuestionarla demasiado.

Wilbur dijo: "Solo lo ayudé por ti. Fue para ayudarte a pagar tu deuda con ellos. Puedes devolverle el dinero".

"Eso le dije, pero Marcus insistió que ya yo no le debía nada y tampoco quería deberle un favor. Insiste en que acepte el dinero o no se sentirá bien".

Wilbur se rio. "Ah. Supongo que aceptaré el dinero, pero no me interesa mucho. Busca algún lugar para donarlo".

"Sí, señor. Creo que la Señorita Yves sería la más adecuada para encargarse de la donación", Jose dijo.

Wilbur asintió. El deber de Jose era proteger a Faye, y era cierto que no tenía tiempo para asuntos como éste.

Elsa se dio cuenta y llamó al mesero más cercano. "¿Hay una sala para nosotros ahora?".

El mesero asintió, pidiéndoles que esperaran un poco hasta que limpiaran la sala. Elsa asintió.

Afuera estaba un poco ruidoso y los cuatro apenas podían oírse.

Justo entonces, uno de los clientes que acababan de salir de la sala, un hombre de unos treinta años vestido de traje, se fijó en Elsa.

Elsa era alta e irradiaba un aire de valentía. Esto también la hacía bastante atractiva para los hombres.

El hombre la miró y se acercó enseguida. Después notó a Faye y su asombro fue en aumento.

Exclamó en voz alta a Faye y Elsa: "¡Hola, señoritas! ¿Quieren unirse a nosotros? ¡Yo invito las copas esta noche!".

Ignoró por completo a Faron y Wilbur mientras decía eso.