Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 2397

Tanto Symon como Aisha estaban ansiosos por apoderarse del Casco de Luz. Sin embargo, Wilbur, viendo a través de sus ambiciones, dijo con calma: "No se me ha olvidado el propósito de nuestra colaboración, señorita Aisha. Recuerde que no tengo ningún interés en competir por el Casco de Luz. Ahora es tuyo".

Le lanzó el Casco de Luz a Aisha. Ella lo cogió e inmediatamente se emocionó. "En ese caso, no me quedaré en la ceremonia contigo, señor Wilbur. Espero que podamos colaborar de nuevo en el futuro".

"Por supuesto", asintió Wilbur, y añadió: "Quiero decir que si la Iglesia de los Santos Illuminati ofrece una compensación adecuada, naturalmente estaría dispuesto a volver a trabajar a su lado".

En realidad, Wilbur no estaba interesado en seguir la conversación con Aisha. Había notado que los ojos de Symon brillaban con intenciones asesinas, deseando claramente el Casco de Luz para él mismo. Para evitar convertirse en enemigo de Symon, Wilbur había decidido desviar la atención de Symon hacia Aisha.

En cuanto Wilbur terminó de hablar, la mirada de Symon se fijó en Aisha. Con frialdad, dijo: "Aisha, entre todos los obispos, tu rango es inferior al mío. Lo más apropiado sería que me entregaras el Casco de Luz, para que yo pueda entregárselo al Papa".

Los ojos de Aisha se entrecerraron con furia mientras respondía: "Symon, tus palabras me desagradan. No te ganaste el Casco de Luz con tus propias fuerzas, así que ¿por qué debería yo dártelo?".

Los ojos de Symon brillaron de ira. "¿Y tú? Tampoco te lo ganaste con tu fuerza. ¿Por qué no debería tomarlo?".

"¡Tú!".

"Jejeje... ¡jajaja!". Symon se rio a carcajadas. "Aisha, ¿creíste que te consideraba mi aliada? A mis ojos, no eres más que una mujer despreciable que consiguió su rango de obispo vendiendo tu cuerpo al Papa. Eres el tipo de mujer que haría cualquier cosa por poder y estatus. Si te tratara como una aliada, eventualmente me traicionarías. En cambio, si te uso como una herramienta para avanzar, puedo mejorar rápidamente mi propia fuerza y posición. Aisha, enfrenta la verdad. ¡No eres más que una miserable prostituta!".

Al escuchar sus palabras, la ira de Aisha llegó a un punto crítico. De hecho, una vez había entregado su cuerpo al Papa para salvar al hombre que amaba. Aunque el hombre se salvó, más tarde la traicionó, dejándole una cicatriz permanente en el corazón.

Las crueles palabras de Symon la hirieron en lo más profundo, cruzando una línea que no podía perdonar. En el instante siguiente, sus ojos se tiñeron de rojo sangre y gritó: "Miserable Symon, despreciable terrícola, haré que pagues con tu vida tus vergonzosas acciones".

Aisha levantó las manos de repente, y la tormenta negra que la rodeaba se alzó hacia el cielo. Un aura poderosa descendió en un instante.