Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 322

Por supuesto, no había forma de convencer a Faye.

Cruzó los brazos delante del pecho, mirando al techo.

Wilbur se resignó a sacar la Píldora Limpiadora de Médula, agitándola delante de Faye. "Mira, tengo un regalo para ti".

"¿Qué es?". A Faye le picó la curiosidad y echó un vistazo a la píldora.

Wilbur dijo: "Es una Píldora Limpiadora de Médula. La conseguí solo para ti. Una vez que la tomes, canalizaré energía espiritual en tu cuerpo y podrás empezar a cultivarte como una cultivadora".

"¿En serio?", Faye estaba encantada.

Desde que Faye había visto de lo que era capaz Wilbur, había fantaseado con cómo sería tener poderes como los suyos.

Sin embargo, sabía que nunca tendría esa oportunidad.

Al ver que Faron y Elsa también se convertían en cultivadoras, la frustración volvió a aflorar en su interior.

En realidad, Faye no estaba enfadada porque Wilbur ayudara a Sammy. Faye sabía que nunca podría controlarlo y estaba bastante contenta de que ella le gustara a Wilbur. Él podía elegir a cualquier otra mujer que quisiera.

Si realmente se enamoraba de otra, ella no podría hacer nada al respecto.

Solo fingía estar enfadada para que Wilbur le prestara algo de atención, para que luego él la sorprendiera con el regalo.

Wilbur sonrió al ver la expresión de Faye. "Incluso encontré un método de cultivo solo para ti. Se llama el Secreto Inmortal".

"¿El Secreto Inmortal?". Faye estaba confundida por el término. ¿De verdad podían los seres humanos vivir para siempre?

Wilbur asintió. "Este método de cultivo, si se domina, puede realmente hacer a uno inmortal. Si te soy sincero, probablemente tú no serás capaz de alcanzar ese nivel. Sin embargo, definitivamente podrás vivir más tiempo y verte joven mientras vivas".

Todo lo que Faye había oído de eso era que sería capaz de verse joven mientras viviera.

Dijo de inmediato: "¡Dame! Yo también quiero ser cultivadora".

Así, Wilbur pasó toda la noche canalizando energía espiritual hacia Faye. Había amanecido cuando terminó.

Bajo la guía de Wilbur, Faye recordó el camino por el que canalizar su energía y aprendió a meditar.

Estaba empapada en sudor, como si acabaran de sacarla del océano. La ropa se le pegaba al cuerpo y parecía un desastre.

En ese momento, la puerta de la habitación de Wilbur se abrió de un empujón y Faron y Elsa irrumpieron en ella.

Ambas se quedaron estupefactas ante el espectáculo que tenían delante.

"¡Mis ojos, mis ojos!". Elsa se cubrió la cara, chillando.

Faron se quedó sin palabras. Se quitó la camisa y cubrió a Faye con ella, preguntando: "Señorita Yves, ¿quieres que llame a la policía?".

"En serio, ya basta", dijo Wilbur bruscamente, dividido entre la diversión y el enfado.