Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 61

La patada fue contundente y rápida como un rayo. Nancy se estremeció desde donde estaba en el coche, tapándose la boca aterrorizada.

Justo entonces, Wilbur sonrió fríamente antes de enviar un fuerte ataque.

Ambos ataques chocaron con gran estruendo, retumbando fuertemente en el aire.

El ataque de Wilbur golpeó al asaltante justo en la planta del pie. Una fuerte ráfaga de poder prácticamente hizo estallar el pie del atacante, llenando el aire a su alrededor con un chorro de sangre.

El atacante soltó un grito de agonía, tambaleándose hacia atrás sobre una pierna mientras miraba a Wilbur con incredulidad.

Wilbur se volteó para mirar a José. "¿Me estás diciendo que este debilucho intentaba matarte?".

José dijo avergonzado: "Señor, mi nivel de cultivo no es tan fuerte como el suyo. No soy rival para él".

Sin embargo, José finalmente se dio cuenta vagamente de lo poderoso que era Wilbur.

La propia habilidad de José había alcanzado el nivel golpe de aura, pero también había un espectro en el nivel.

El aura de José no era tan fuerte como la de Durán. Por eso no solo había fracasado en su plan de venganza contra él, sino que había sido perseguido.

El aura de Wilbur era obviamente mucho más fuerte que la de Durán. Un solo ataque bastaba para demostrar que Wilbur tenía ventaja en la lucha.

A José no le sorprendió en absoluto. Wilbur había sido capaz de darse cuenta con una sola mirada de que el incensario en el club privado era una falsificación y José lo había respetado mucho por eso.

Justo entonces, Durán, la persona que había atacado a José, rugió: "Estás deseando morir, ¿eh?".

Wilbur sonrió satisfecho. "Jo, jo. Eres bastante presuntuoso para alguien que acaba de perder. ¿Estás seguro de que soy yo el que busca morir aquí?".

Durán se burló. Su aura se expandió y envolvió el aire que los rodeaba en un resplandor rojo sangre mientras una poderosa presión se extendía sobre ellos.

Al mismo tiempo, una espada se materializó en la empuñadura de Durán a través del aura roja. De ella emanaba un resplandor sanguinolento, además de desprender en el aire un olor a sangre y descomposición que revolvía el estómago.

José gritó de inmediato: "¡Señor, tenga cuidado! Está usando un cultivo maligno".