Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 76

Sin embargo, la represalia de Wilbur había sido aún más cruel en su opinión.

Antes de que ocurriera todo esto, él era un multimillonario. Por supuesto, todavía tenía una cantidad decente de dinero ahora.

Pero comparado con el estatus de multimillonario y el poder que solía tener, su estado actual era una caída en desgracia y era más de lo que podía tolerar.

Por eso se había puesto en contacto con una asesina en cuanto salió de la cárcel y le encargó que matara a Wilbur.

El siguiente movimiento era amenazar a Faye para que le devolviera la Corporación Woods.

No podía perder su empresa. Nadie se la iba a quitar.

"¡Joder! ¡Todos ustedes esperen! El momento en que Wilbur Penn muera, todos ustedes van a caer. Yvonne, Faye, ¡todos ustedes!". Blake maldijo en voz alta como si todo lo que le sucedía no fuera su culpa.

Un rato después, soltó una carcajada enloquecida para sí mismo. "Oh, Wilbur Penn. Apuesto a que nunca te hubieras esperado que hiciera algo así. ¡Bueno, ahora lo vas a pagar!".

Justo en ese momento, la puerta de la habitación se abrió de golpe y una empleada entró con un carrito de servicio.

Blake se dio la vuelta y gritó en voz alta: "¿Qué coño estás haciendo? ¿Quién te dejó entrar? ¡Lárgate de aquí!".

La empleada pareció no escucharlo y cerró la puerta lentamente.

Cuando Blake vio eso, la rabia dentro de él comenzó a descontrolarse.

¡Maldita sea! ¡Todo el mundo quería acabar con él!

Cogió la silla que tenía más cerca y se dispuso a sacar a la empleada.

Sin embargo, en cuanto hizo eso, recibió una patada contra el sofá.

Un dolor punzante le recorrió el cuerpo y abrió la boca al sentir que se le iba el aire.

Antes de que pudiera gritar, recibió otro golpe en el estómago que le impidió emitir sonido alguno.

Blake se agarró el estómago y se revolcó en el sofá, incapaz de pronunciar una sola palabra.

En ese momento, la mujer se acercó a Blake. "Lo siento mucho, pero tengo que matarte porque te has metido con alguien con quien no debías".

Le dio una calada y murmuró: "Agh, esta vez sí que voy a tener que huir. Qué mala suerte que me haya pasado esto a mí".

Apagó el cigarrillo y abrió las ventanas, saltando desde el piso 12 del hotel sin más.

A altas horas de la noche, en el bar de una pequeña ciudad.

Unas cuantas personas estaban sentadas alrededor de una mesa repleta de alcohol.

Un hombre de unos cincuenta años dijo con voz grave: "Rosa Púrpura ha fracasado en su misión. El objetivo sigue vivo y el cliente está muerto. Rosa Púrpura ha desaparecido".

"El intento de asesinato de Rosa Púrpura probablemente fracasó y fue a matar al cliente en su lugar. Este caso sigue bajo investigación", dijo otro hombre rubio.

En ese momento, una hermosa mujer de unos treinta años dijo con voz ronca y seductora: "Da igual cuáles fueran sus motivos. Un asesino que mata a su cliente nunca, nunca debe ocurrir. Debemos encontrar a Rosa Púrpura y acabar con ella, o la reputación y fiabilidad de las Flores de Ribera estarán en peligro".

"Tienes razón, hermana mayor. Déjame eso a mí. La localizaré enseguida".

El hombre rubio habló. Con una expresión excitada, sacó la lengua para lamerse el labio.