Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 810

Un breve silencio después, Jayen habló nerviosamente. "¡Solo estoy aquí por exigencias de pago siguiendo un contrato de préstamo con el banco! Somos una empresa legal".

"¿Ustedes? ¿Legales?". Wilbur resopló.

"¿Así que pueden empujar a la gente al borde de la muerte solo porque son una empresa legal?".

"¡Eso no es exactamente lo que busco!". Jayen empezó a sudar, haciendo todo lo posible por explicarse.

Justo entonces, sin embargo, Wilbur dijo: "No me creo que no supieras que había algo mal con este préstamo".

"¡De verdad que no sé nada!". Jayen se acobardó de inmediato, carente de toda la arrogancia de antes.

Wilbur dijo: "Vale, claro. Entonces esperaremos a que llegue el presidente del banco. Estoy seguro de que dirá la verdad y podremos llegar al fondo del asunto".

Elsa se rió, agitando la mano.

Los agentes de las Fuerzas Especiales tiraron al suelo a los hombres de Jayen, gritándoles que pusieran las manos detrás de las manos.

Bobby y los demás estaban aterrorizados y temblaban mientras obedecían.

Estaban más que contentos de intimidar a la gente normal, pero apenas se atrevían a hacer nada delante de las Fuerzas Especiales.

Jayen seguía sentado, pero ya estaba empapado en sudor.

Llevaba suficiente tiempo por aquí como para saber que alguien capaz de llamar a las Fuerzas Especiales no era poca cosa.

Esto iba a ser la bomba.

Lo que Jayen no entendía era cómo un tipo normal como Kory tenía amigos tan poderosos.

Justo entonces, Elsa se sentó junto a Wilbur con una sonrisa pícara. "¿Qué te parece? ¿Suficientemente rápido para ti?".

"No está mal". Wilbur permaneció sin emoción.

Elsa suspiró, sacudiendo la cabeza. "Seré vieja y me saldrán canas antes de oír un cumplido tuyo".

Jayen casi se desmaya al oír la conversación.

Detrás de él venían los responsables de la Comisión Municipal de Inspección Disciplinaria, trayendo a Jerm y Belinda, que temblaban incontrolablemente.

Faron se sentó al otro lado de Wilbur con una sonrisa. "¿Suficientemente rápido para ti, hermano?".

"Está bien", dijo Wilbur.

Faron se encogió de hombros mansamente, antes de volverse para mirar a Jerm y Belinda. "Siéntense".

Los dos se sentaron, muertos de miedo.

Poco después de la escapadita de Jerm y Belinda en el sofá, Faron había irrumpido en nombre de la Comisión Municipal de Inspección Disciplinaria y había arrestado a los dos sin decir ni una palabra más.

La repentina detención dejó a Jerm completamente desprevenido.

No había departamento al que temiera más que al de Faron.

Jerm hizo todo lo posible por preguntar qué les pasaba, pero solo había obtenido una respuesta: estaba implicado en una estafa de ochenta millones de dólares en un préstamo y tenía que colaborar en su investigación.