Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 811

El alma de Jerm casi abandonaba su cuerpo.

Nunca había esperado que se metiera en problemas de repente.

Jerm era uno de los altos cargos y tenía muchos contactos. ¿Cómo nadie le había avisado al menos?

Belinda también estaba muerta de miedo.

Había trabajado con Jerm todos estos años, dejando las finanzas para entrar en el sector bancario. Los dos se habían visto envueltos en acuerdos terribles, actos terribles.

Iba a pasar el resto de su vida en la cárcel si la investigaban.

A Belinda le pesaba el pecho mientras estaba sentada en la sala de reuniones, con el sudor cayéndole por la espalda.

El rostro de Jayen palideció aún más al ver que traían a Jerm, mirando a Wilbur con incredulidad.

Jayen se había dado cuenta de que había subestimado gravemente de lo que era capaz aquel joven.

Incluso había conseguido gente de la Comisión Municipal de Inspección Disciplinaria.

En ese momento, Wilbur se puso en pie y se acercó a Jayen. "¿Quién de ustedes quiere ir primero?".

Jayen abrió la boca y la cerró una y otra vez, incapaz de decir una palabra.

Comprendía que todo lo que dijera ahora determinaría el curso de su destino, y no podía permitirse meter la pata en lo más mínimo.

De repente, Wilbur tiró a Jayen al suelo de una patada, antes de proceder a darle una paliza.

Wilbur solo se detuvo cuando Jayen estuvo a punto de morir, antes de volver a su asiento.

Faron y Elsa intercambiaron miradas de asombro. Ninguno de los dos sabía por qué Wilbur estaba tan enfadado. No parecía propio de él.

A decir verdad, ni el propio Wilbur sabía por qué había hecho aquello. Todo lo que Wilbur sentía era una terrible rabia dentro de él, y necesitaba desesperadamente una manera de dejarla salir.

Jayen y sus hombres casualmente estaban allí y merecían una paliza.

Wilbur se sentó, mirando fríamente a Jerm y Belinda. "A ustedes dos les encanta abusar de su poder para aprovecharse de los débiles, ¿verdad? Déjenme mostrarles cómo es el verdadero poder hoy, y qué significa realmente aprovecharse de los débiles".

Era cierto que Jerm y los demás habían utilizado su poder y su estatus para hacer muchas cosas dañinas.

Ninguno de los dos se atrevía a soltarlo, y Jerm ya estaba paralizado por el miedo.

Wilbur cogió una toalla del escritorio y se limpió las manos antes de tirarla. "Ahora, ¿puede alguien decirme qué ha pasado con este préstamo?".

Kory y su esposa estaban pálidos mientras miraban fijamente a Wilbur. Incluso ellos estaban muertos de miedo.

"¡Te lo diré, hablaré!". Antes de que Jerm pudiera reaccionar, Belinda se había entrometido.

Wilbur se burló. "¿Ahora sí? Creía que la información del banco no debía revelarse tan fácilmente".

Belinda se estremeció. Sabía que aquel joven aterrador se estaba burlando de ella con sus propias palabras.

Por supuesto, ahora apenas se atrevía a mostrarse arrogante, luchando por ser la primera en hablar con la esperanza de obtener una sentencia más leve.

"No, no, puedo contártelo. Te lo contaré todo", suplicó Belinda, con la voz entrecortada por un sollozo.

Wilbur se burló. "Sienta también a Jayen para que escuche con atención y no me haga pasar un mal rato por ser injusto".