Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 852

¿Había estado soñando?

Wilbur tardó mucho en darse cuenta de que todo había sido un sueño.

Pero, ¿por qué había soñado con algo tan extraño?

Un gigante con armadura de oro, y un enorme dragón en llamas.

¿El Señor de los Dragones de Fuego?

Wilbur volvió a sudar al pensarlo.

¿Podría existir realmente el Señor de los Dragones de Fuego?

Wilbur se quedó pensativo.

Con lo poderoso que era ahora, era imposible que hubiera soñado con algo así sin motivo.

Sin embargo, no sabía en absoluto lo que significaba.

Un rato después, Wilbur miró su reloj.

"Joder".

Wilbur maldijo mientras salía disparado de la cama para prepararse, corriendo hacia el despacho del presidente.

Justo en ese momento, el presidente Rogan estaba con varios altos cargos. Estaban recibiendo al Señor Homer Klaft, representante de la embajada de Dasha, chocando copas de champán mientras charlaban.

También había decenas de empresarios de Dasha presentes, hablando de lo que había conseguido Trevor Penn.

El despacho del presidente estaba lleno de conversaciones.

Nadie sabía quién era Trevor, solo que era de Dasha y que había ayudado mucho durante el incidente de Lars Harriet.

Trevor era la estrella del día, pero aún no había aparecido.

El acto empezaba a mediodía y, sinceramente, era demasiado para estar fallándole al presidente.

Hannah también se sentó a un lado, dando vueltas a su copa de champán mientras esperaba en silencio.

También sentía curiosidad por Trevor y lo respetaba mucho.

Incluso había cosas que la ilusionaban y emocionaban, lo que la hacía inquietarse más de lo habitual.

"Señorita Toya, he oído que el Comercio Internacional Everest ha recibido un gran trato por parte de la oficina del presidente. ¿Tiene algún consejo que dar al respecto?". Un hombre de negocios se acercó a Hannah, levantando su copa hacia ella.

Hannah reconoció al tipo, ya que ambos tenían algunas sociedades.

"Le seré sincero, Señor Wentson. Yo tampoco estoy muy segura", dijo Hannah con sinceridad.

Wilbur parpadeó mirando a Hannah, sin saber qué hacer.

Hannah frunció el ceño. "Siéntate. Que no te cojan corriendo por ahí".

"Pero me están esperando", dijo Wilbur.

Hannah frunció el ceño. "¿Quién podría estar esperándote? ¿Alguien de aquí sabe siquiera quién eres?".

Wilbur no sabía qué decir. No sabía cuál sería su siguiente paso.

Sin otra opción, se dio la vuelta y salió.

Hannah le miró a la espalda, negando con la cabeza.

¿Cómo podía El Cabo permitir que alguien tan grosero y desvergonzado los representara en un trato de ochenta millones de dólares? ¿Se habían vuelto locos?

Parecía que la intuición de Hannah había sido acertada. Iba a tener que pedir a otra persona.

Cualquiera sería mejor que ese tipo.

Wilbur salió a toda prisa por la puerta. Encontró un lugar apartado, antes de cambiar su aspecto por el de Trevor.

Sacudiendo la cabeza y sonriendo amargamente, Wilbur volvió a entrar en el vestíbulo.