Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 960

Puesto que ese era el caso, no se podía culpar a Wilbur por lo que estaba a punto de hacer.

Wilbur llegó a la universidad en un arrebato de ira, saltando por encima de las paredes hasta el edificio de dormitorios de Shelby para no perder tiempo.

Tras pedir el número de habitación, subió por las escaleras.

Todos los demás en el edificio de dormitorios parecían ajenos a su presencia.

Solo hacía falta un poco de energía espiritual para ocultarse de la conciencia de un mortal normal, lo que para Wilbur era un juego de niños.

Llegó y vio el dormitorio de Shelby desordenado, como si hubieran robado.

Shelby, Yasmine y Celine estaban acurrucadas en una cama, temblando la una contra la otra.

Shelby estuvo a punto de llorar cuando vio a Wilbur.

"¡Wilbur!".

Willbur se apresuró a consolarlas, arrastrando un taburete para sentarse junto a la cama. "¿Podrías contarme lo esencial de lo que ocurrió?".

"Anoche volvimos y vimos que el consejo escolar había publicado un aviso diciendo que la cabeza de rata encontrada en la comida del comedor era en realidad una cabeza de pato y aclaraba que quien lo había denunciado había visto algo equivocado", dijo Shelby.

Wilbur frunció el ceño. "¿Estás segura de que era una cabeza de rata entonces?".

"Estoy segura. Las tres vimos la cabeza y nos dio tanto asco que vomitamos", dijo Shelby.

Justo entonces, Yasmine dijo: "La foto que publicó Shelby causó mucho revuelo en línea, Wilbur. Por eso la escuela tomó medidas".

"El decano incluso nos llamó para advertirnos de que nos expulsarían si volvíamos a hablar de esto. Eso ocurrió no mucho después de que te fueras", dijo Celine.

Wilbur comprendió entonces que quienquiera que estuviera a cargo del comedor definitivamente tenía sus conexiones.

Incluso habían conseguido que un consejo escolar afirmara que una cabeza de rata era una cabeza de pato, por el amor de Dios.

"Llévame a la cantina. Llegaré al fondo del asunto", dijo Wilbur.

Shelby dijo: "No creo que debamos ir. Esa gente podría estar todavía en el campus".

"Bueno, yo estoy aquí, ¿no? No hay nada de lo que debas preocuparte", dijo Wilbur.

Shelby y sus amigas asintieron ante sus tranquilizadoras palabras.

Un hombre de unos cuarenta años con uniforme de cocinero miró a Wilbur con recelo. "¿Qué ocurre?".

"Creo que deberías saber de qué se trata", dijo Wilbur con frialdad.

La expresión del cocinero se ensombreció de inmediato. Vio a Shelby y a sus amigas antes de volver a mirar a Wilbur.

"No voy a tolerar ninguna tontería aquí. Piérdete o te las verás conmigo".

Wilbur sonrió fríamente al oír sus palabras. "Una estudiante encontró una cabeza de rata en tu comida, pero fuiste capaz de afirmar por la fuerza que en realidad era una cabeza de pato e incluso irrumpir en el dormitorio de la estudiante para amenazarla. Tengo que reconocértelo, tío".

"Cuida tus palabras, jovencito. Decir algo equivocado tiene un precio, ¿sabes?". El cocinero frunció el ceño, sacó su teléfono y marcó un número.

Wilbur se sentó frente al puesto. "Que venga tu jefe también. No creo que nadie más pueda permitirse asumir esta responsabilidad".

El cocinero colgó el teléfono, sonriendo a Wilbur. "¿Quieres que venga mi jefe? ¿Acaso sabes quién es? ¡No te lo mereces!".

Justo cuando los dos hombres hablaban, una docena de matones entraron corriendo en la cantina.

"¿Quién está causando problemas aquí?", preguntó el líder, un tipo de llamativo pelo rubio.